
Cierra la campaña electoral para elegir gobernadores, diputados regionales y nacionales en Venezuela, una campaña relativamente corta, por esta y otras razones, entre ellas, la económica, se podría decir que fue una campaña marcada por la apatía, desesperanza y opiniones entre votar y no votar.
Solo tendremos una mejor visión de lo que viene para Venezuela luego de dos fechas (25 de mayo y 4 de enero del 2026), fechas claves para tomar decisiones en cuanto al rumbo del país se refiere.
Después del 25 de mayo de 2025, Venezuela se enfrenta a un panorama político, social y económico complejo, marcado por elecciones claves, tensiones internas y desafíos internacionales. Posibles escenarios que podrían desarrollarse.
El 25 de mayo se celebrarán elecciones legislativas y regionales en Venezuela. Sin embargo, la participación electoral se ve empañada por una profunda apatía ciudadana, con solo un 35 % de la población considerando votar.
La crisis económica, las sanciones internacionales y la represión política han desalentado la participación. María Corina Machado, líder opositora, ha llamado a la abstención, mientras que Henrique Capriles y otros sectores opositores han decidido participar, generando una ruptura interna en la oposición.
La situación política en Venezuela se ha intensificado con llamados a la intervención extranjera y a la lucha armada. Aunque la probabilidad de una guerra civil es baja, estos discursos reflejan la desesperación de algunos sectores ante la falta de una salida democrática.
Venezuela enfrenta una crisis económica caracterizada por una caída en la producción petrolera, un aumento de la inflación y una disminución de la actividad industrial. Sectores claves como alimentos, farmacéuticos y bebidas han reducido su margen de crecimiento, y los niveles de producción apenas alcanzan el 47 % de la capacidad instalada. Además, el Gobierno ha declarado una «emergencia económica» debido a la crisis monetaria.
La comunidad internacional mantiene una postura crítica hacia el Gobierno de Maduro, con sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países. Sin embargo, la falta de una estrategia unificada dificulta una presión efectiva. La situación en Venezuela sigue siendo una preocupación para la región y el mundo, pero las soluciones parecen lejanas.
Posibles escenarios post-25 de mayo:1. Reafirmación del control chavista: si el oficialismo logra una victoria en las elecciones, podría consolidar su poder y continuar con su agenda política. 2. Reconfiguración de la oposición: la ruptura interna en la oposición podría dar paso a una reorganización, con nuevos liderazgos y estrategias para enfrentar al Gobierno.
3. Aumento de la presión internacional: si la situación empeora, podrían intensificarse las sanciones y la presión diplomática para buscar una solución política y 4. Protestas y movilizaciones sociales: el descontento popular podría traducirse en manifestaciones masivas, exigiendo cambios en el Gobierno y mejores condiciones de vida.
En resumen, después del 25 de mayo, Venezuela se enfrenta a un futuro incierto, donde la política interna, la economía y la comunidad internacional jugarán roles cruciales en el rumbo del país. Mientras siga fracturada y dividida la oposición, no veremos luz hacia el futuro, habrá que reorganizarse u organizarse para crear nuevas figuras, nuevas ideas, nueva forma de pensar, pero más allá de los intereses personales y ambiciones de poder, donde prive el interés colectivo por encima del individualismo. Hasta otro «Con Hidalguía».
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