Hay movimiento en el país con miras a las elecciones regionales, el próximo año 2025, las cuáles desde mí punto de vista no deberían realizarse sin antes haber superado la crisis que desató las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, donde resultó ganador, según las actas presentadas ante la comunidad internacional, el opositor Edmundo González Urrutia, cuyo brazo fuerte de acción es la líder María Corina Machado.
El actual jefe de Estado Nicolás Maduro, hasta ahora, se resiste a reconocer su derrota, aunque según rumores que corren como pólvora dicen que podrían estar negociando tras bastidores la entrega del poder muy a pesar del costo político que esto significaría, como diría el comandante Chávez: “la voz del pueblo es la voz de Dios”, y según los entendidos ya Dios habló.
Creo que el temor de entregar el poder tiene sus razones muy claras, en primer lugar se desataría una persecución contra todos los responsables de los delitos y crisis provocada durante estos 25 años de revolución, las cuales todos conocemos.
En otros países las crisis políticas se han superado con diálogo, entendimiento y acuerdos, esto sería lo más sano por el bien de todos los venezolanos, quienes han sufrido en carne propia los errores cometidos, sobre todo en materia económica, que ha sido el detonante para que millones de venezolanos se hayan ido del país en busca de mejores oportunidades y un futuro que le garantice calidad de vida.
El hecho es que la fecha más esperada por los venezolanos es el 10 de enero, fecha en que le corresponde recibir la banda presidencial el candidato ganador, en que se despejan las incógnitas y sabremos si el presidente Nicolás Maduro decide quedarse a la fuerza en Miraflores, o entrega el poder a Edmundo González.
De quedarse Maduro a la fuerza, provocaría una crisis gubernamental sin precedente, y podría afirmar que no tendremos la paz que tanto deseamos los venezolanos.
Por otro lado, sí persiste la intención de ir a elecciones regionales con esa crisis desatada, con que cara saldrían los candidatos a diputados, alcaldías y gobernaciones a pedir votos?, ¿qué van a prometer?, ¿qué respuestas van a dar a los ciudadanos cuando le echen en cara lo que ocurrió con las presidenciales? Ahí les dejo esas interrogantes.
Lo que resta del año 2024 y antes del 10 de enero, es impredecible, esto será, y ya lo estamos viendo, una fotografía del día, o sea, lo que ves hoy, no va ser lo mismo de lo que verás mañana. Hasta otro “Con Hidalguía”.
