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jueves, noviembre 21, 2024
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Otra lorenzada: Recordando se revive y se comparte

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Hoy voy a cantar alegre en tiempo de periquera, dedicada a un deportista orgullo de nuestra tierra, contemplando los colores de nuestra linda bandera, ya que este joven muchacho se convirtió en una estrella.

Es famoso en todas partes, su nombre está donde quiera, su hermana lo bautizó y le puso “La regadera”. Normelys tiene razón, eso es una gozadera cuando la conecta al campo, eso es quieto en primera.

Se trata de Luis Arráez, que está pasando a la historia, en una forma ligera; dentro de las Grandes Ligas, con su pasión beisbolera, a todos los lanzadores los tiene con tembladera, su nombre está sonando como el de Miguel Cabrera.

Yo lo quise homenajear escribiendo sin flojera, en nombre de mi familia y Yaracuy nuestra tierra, honor para quien lo merece, es una expresión certera, que Dios proteja siempre ejerciendo su carrera, lo mío es resaltar a todas esas lumbreras, que elevan a lo más alto  el nombre de Venezuela, en este caso Arráez, por el camino que lleva.

Donde está Luis Aparicio hay un lugar que lo espera, lo máximo como premio, que a un buen jugador le llega, mi deseo de corazón, en medio de este mensaje, llegue y lo lea, como un buen estratega, de la vida;  que mantenga esa humildad que le caracteriza, poniéndose en el lugar donde fue su comienzo, antes de triunfar y que la riqueza más grande, es la que anda.

En el corazón con nuestro Dios, los números bancarios son ficticios, solo un medio para darse lujo al antojo y lucirlo ante los demás, no soy quien para hablar así, pero como admirador de tus hazañas logradas, todo esto te lo voy a enviar, con mi saludo cordial a tus padres, hermanos, esposa e hijos, Luis Arráez “regadera”, el deporte nos arropa con una sola bandera.

A todos nos apasiona, hasta en una caimanera, eso se lleva en la sangre, y sacarlo no hay manera; es como el amor de madre, que en su corazón se pega, cargo un recuerdo imborrable y hoy les haré entrega. Dejan entrever que no es fabricado, es historia verdadera.

En la década de los 50, se conoció en San Felipe un equipo de beisbol muy famoso, que luchaba como fiera, con el nombre de la Ford y su dueño Jorge H. Saturno, a sugerencia de don Ramón Vásquez, compadre de mi papá y directivo en dicho equipo, logra colocarme como office boy o recoge bate, me reciben y me entrenan los recordados señores: Ruperto Rodríguez y Elbano Miralles, en el campo Uadabacoa.

Donde jugaban me familiarice con todos los jugadores, y hoy recuerdo a algunos donde la mayoría ya no viven, que descansen en paz; entre otros Néstor Zerpa, “Picho” Betancourt, Nicolás Páez, Pompilio Anzola, José Madero, José Alejo, Juan Sala, “Motica” García, Pedro Gutiérrez, “El Zurdo” y “El picure” Romero, “Toto” Herrera, Oswaldo Herrera y Antonio Acevedo mánager.

Lo cierto es que en el campeonato estadal 56-57 lo ganamos, y ellos fueron a representar a Yaracuy para San Cristóbal  (Táchira) a un campeonato nacional, donde lo ganó Distrito Federal, no tuve la suerte  de viajar con ellos, ya que fui sustituido por un ahijado del dueño del equipo, de nombre Rafael D’Lima, pero si tuve la suerte de saludar y estrechar la mano de una gloria del 45, como lo fue Vidal López, de igual manera con José Tadeo Flores y Darío Rubisten.

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