Enfermedades endémicas como la sífilis congénita, chikunguña, dengue y leptospirosis podrían aumentar en Colombia por el cierre, por parte de las autoridades panameñas, de pasos migratorios en la peligrosa selva del Darién, por donde pasan cada semana miles de migrantes en su ruta hacia Norteamérica, alertó la Defensoría del Pueblo colombiana, según reseña la agencia EFE.
En un análisis elaborado por esta institución estatal sobre la vulneración de derechos humanos ante el cierre terrestre de la frontera colombo-panameña hecho por el país centroamericano en varios pasos del Tapón del Darién, se encontró afectaciones a la salud en nueve municipios fronterizos de Colombia, donde viven alrededor de 480.000 personas.
«De aumentar el número de población en movilidad humana, la red hospitalaria colapsaría, razón por la cual la institución de derechos humanos exhorta al Gobierno nacional y las autoridades sanitarias municipales y departamentales a implementar medidas que prevengan el posible aumento de patologías«, alertó la Defensoría.
Según este modelo, si los cierres provocaran que entre un 10 % y un 20 % de los migrantes se quedaran en la región del Urabá-Darién, habría un aumento de población sobre todo en los municipios de San Juan de Urabá, Arboletes, y San Pedro de Urabá.
En estos municipios, que ya de por sí tienen un sistema hospitalario muy precario, se «podría registrar un incremento en la propagación de enfermedades y dificultades en la red hospitalaria para atenderlas».
Todo ello porque podría haber un aumento en la tasa de contagio de sífilis congénita, con un 5,7 %; de chikunguña y dengue, 5,2 %, y de leptospirosis, 4,7 %, por cada 1.000 habitantes, según los cálculos de la Defensoría.
Ante estos hechos, existe un déficit de camas hospitalarias y en municipios como Turbo, uno de los puertos de salida de migrantes hacia la selva del Darién, donde solo hay 100 camas, se requerirían 461 adicionales.
«La materialización de las restricciones en la subregión podría desencadenar una crisis humanitaria, afectando especialmente la salud pública, por lo que es crucial abordar las problemáticas de manera integral y con un enfoque humanitario», apuntó la Defensoría.
Aumento de cierre de pasos
Este mismo miércoles, el Gobierno panameño anunció nuevos cierres de pasos en el Darién, la frontera natural entre Colombia y Panamá, con el objetivo de encauzar el flujo migratorio por «un paso humanitario» y así «proteger» más fácilmente a los migrantes que atraviesan la selva, además de disminuir su número, según sus palabras.
La semana pasada, el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) había anunciado el cierre de tres pasos, a los que ahora se añaden otros «cuatro o cinco» de los pasos que usan los migrantes para salir de esta peligrosa y montañosa selva, por la que pasan días tratando de atravesarla, expuestos al hambre, a la falta de agua potable, a las inclemencias climáticas y la fauna salvaje, pero también a bandas criminales y grupos armados que la controlan.
El cierre de esos pasos no autorizados o trochas se da en medio de un gran flujo de migrantes por esa selva del Darién, por la que este año han cruzado más de 195.000 personas, la mayoría venezolanos, mientras que en 2023 fueron más de 520.000, una cifra inédita, según datos oficiales de Panamá.
Hace dos meses, la Defensoría del Pueblo colombiano publicó un estudio analítico en el que simuló el cierre del tapón del Darién y su impacto humanitario, colocando en alerta grave el derecho a la salud, pues registraron 502 quejas sanitarias entre enero de 2020 y abril de 2024.
Este documento fue publicado antes de que el presidente panameño, José Raúl Mulino, fuese investido, cuando comunicó su intención de «cerrar» el paso de migrantes por la selva del Darién, algo complicado, puesto que es una gran barrera natural de más de 500.000 hectáreas que comparten Colombia y Panamá y es el único punto del continente americano no atravesado por la vía Panamericana ni ninguna otra carretera.