Qué agradable son las frutas, no hay derecho a discusión, la que es mi preferida, de último haré mención, todas nos engolosinan, con la mejor sensación, se las nombraré al final y me darán la razón, mientras tanto comenzamos con el sabroso melón, el jobo, la lechosa, la guayaba y el tradicional mamón, la patilla, el durazno, el níspero y el riñón, la cajuba, la turagua, el merey, la pandepala, el coco que nace en cualquier rincón.
La manzana, la pera comerlas es sabrosón, dulcitas y cariñosas, traídas de otra región; vienen las que cocemos en nuestra alimentación, el aguacate y auyama, la papa, la batata, el ají y el pimentón, en una olla con agua, se montan en un fogón, con presas de res o gallina, para alguna celebración de cumpleaños o para darse un vidón, con una sopa dominguera, degustarla en unión, y cuando la familia es grande, hay que montar un ollón.
Para que pueda salir, todo el mundo barrigón, llegó el momento esperado, en cuanto a mi predilección, relacionado con la fruta, que disloca mi corazón, y me refiero al mango, que cumple doble función, por ser un rico manjar, alegra mi corazón cuando llega la cosecha, nos trae gran solución, si el pesebre está bajito, nos pone a valer a millón, cuando me siento en una sombra, me como una manga hasta llegar a la casa, con un inmenso barrigón, por eso es que yo los prefiero, así me llamen glotón, es mejor que andar bostezando causando mala impresión, de que andamos con hambruna, con tremenda conmoción, por eso es que lo repito, el mango y sus diferentes sabores, no tiene comparación; eso lo reafirmo aquí, en Rusia y en Japón.
Que Dios bendiga a los seres que siembran en la nación por el futuro de los niños, en cuanto a su alimentación, si no son bien alimentados, les llega la desnutrición, y serán valores que se pierden aquí y en cualquier nación, un señor me sorprendió, con una interrogación, que por qué hablo de los niños, con tanta dedicación, mi respuesta es muy sencilla, préstele mucha atención, porque niño fue Jesús, referencia permanente quien vino a traernos la luz y me alumbra constantemente, con él me siento feliz, me acerco a toda la gente, sin discriminar a nadie.
Para todos igualito soy, él nos recomienda no descalificar a nadie, ricos, pobres, negros y blancos, todos somos hijos de Dios. Él nos enseña la paz y la unión y evitar la confrontación, a querernos como hermanos, sin violencia odio ni rencor, amarnos unos a los otros, como es su recomendación, hablando pacíficamente se logra mejor solución, con gritos y palabrotas empeora la situación, desde mi punto de vista, es mi recomendación que delante de las criaturas, eviten cualquier discusión, no vaya a ser que cambie de una peleíta a un peleón.
Las peleas hay que evitarlas bajo cualquier situación, voy a poner un ejemplo, muchos me darán la razón, esas no las gana nadie, no temo a equivocación, quien no cae al hospital o el cementerio, se pudre en una prisión, sin facilidad para mirar a todo su familión; lo ideal es perdonar, aun teniendo razón.
Después de una gran rabieta, surge alguna reflexión, y el verdadero culpable hará una rectificación, acercándose al agraviado para pedirle perdón, que vivan los niños del mundo, los del país y de nuestra región, que en estos momentos de angustia, Dios brinde su protección, amén, amén y que proteja a la nación.
