spot_img
lunes, junio 9, 2025
InicioOpiniónWilliam López…¡Cosas de Dios!

William López…¡Cosas de Dios!

- Publicidad -

El domingo pasado, visité a la señora María Araujo, noble dama, madre y abuela de una familia ejemplar y querida. Es una persona de fe, muy religiosa, activa y colaboradora con la iglesia San José en Guama, buena amiga.

Conversar con la señora María, es ingresar a un mundo de paz espiritual, de tranquilidad y amor al prójimo. Siempre la he querido y me atrevo a afirmar que, este sentimiento, es recíproco.

Es normal asociarla con la asistencia espiritual a los enfermos como Ministro del Altar, actividad que realiza complementando los deberes de nuestro sacerdote.

La señora María dedicó su vida a la educación. Es educadora jubilada y actualmente guarda reposo absoluto debido a una decisión médica, por lo que el visitante debe acceder a su habitación. Allí, conversamos cordialmente sobre su salud, la familia, la iglesia y el nuevo papa. Recordó mi época de monaguillo y lo delgado que era. Terminada la visita, al despedirme, la señora María pide que me acerque, haciéndome entrega de un papel doblado que contenía un manuscrito y un billete de 100 bolívares, también doblado. Así, nos despedimos con gran cariño y con la promesa de volver a vernos.

Salgo de la habitación, Dinorah, buena amiga e hija de la señora María, se presenta. Le comento lo del billete de 100, obsequiado por su mamá, e inmediatamente sonriente y me responde: “gástalo en misas”. Así, me retiro de esa querida casa.

Regreso a Caracas y la mañana siguiente al regreso, temprano, acudo a una farmacia pues, uno de los medicamentos que tomo se me había terminado. Al momento de cancelar, delante de mí una señora habla con la cajera y la escucho decir: “Por Dios, entiende. Necesito con urgencia esa medicina. Lo que falta del precio prometo traerlo después. Mi hija muere con leucemia. Ayúdame. Déjame hablar con el dueño. El entenderá”.

La señora lloraba. Decido intervenir y pregunto a la señora que llora: ¿Cuánto le falta? Responde: “100 bolívares”. Saqué de mi bolsillo aquel billete de 100, lo entregué a la señora, que cesó de llorar, canceló y salió corriendo de la farmacia con su remedio.

Al regresar a mi casa, almuerzo y me acuesto, saco el manuscrito doblado de la señora María para leerlo, tenía por título: «La práctica de la caridad». ¡Cosas de Dios!

Leer también: Palabras ante las cenizas de “Mello” Pérez

Artículos relacionados

Últimas entradas

lo más leído

TE PUEDE INTERESAR