
Nos preciamos -modestia aparte- de conocer muy, pero muy bien, cada palmo de la geografía del estado Bolívar: por tierra, por ríos y por aire (en equipos civiles y militares -para cuyos últimos siempre tuvimos la ayuda del Destacamento de Apoyo Aéreo N° 8 del Comando de Apoyo Aéreo de la Guardia Nacional de Venezuela-); periplo ese que completamos cuando estuvimos formando parte del Tribunal Militar de Primera Instancia Permanente de Ciudad Bolívar (en 1997) y, luego, de la Procuraduría General del estado Bolívar (en 2000).
Hemos andado por todas sus troncales (10, 12 y 19 -en su tramo oriental-), autopistas (Ciudad Bolívar-Puerto Ordaz y San Félix-Upata), carreteras regionales, ramales y subramales; de norte a sur y de este a oeste: de Ciudad Bolívar (punto más al norte) a Icabarú (punto más al sur) y de San Martín de Turumbán (punto más al este) a Santa María del Orinoco (punto más al oeste).
Hemos navegado sus ríos: Aponwao, Caroní, Caura, Cuyuní, Kavanayén, Orinoco, Paragua, Venamo, Yuruari y Yuruaní. Hemos despegado y aterrizado en sus aeropuertos de Ciudad Bolívar, Puerto Ordaz, Upata, El Manteco, Guasipati, El Dorado, Luepa, Santa Elena de Uairén, La Urbana, Caicara del Orinoco, La Paragua y Canaima.
En fin, sus 242.801 km2, cuyos límites son: por el norte con el río Orinoco y los estados Delta Amacuro, Monagas, Anzoátegui y Guárico; por el sur con Brasil y el estado Amazonas; por el este con la Guayana Esequiba y por el oeste con el estado Apure.
Toda esa explicación viene al caso porque en San Felipe, la exuberante capital del estado Yaracuy -donde nos hicimos “guayaracuyano” (guayanés y yaracuyano)-, en no pocas ocasiones se nos ha preguntado sobre cómo es eso de la Guayana Esequiba o de la Zona en Reclamación, dónde queda, cuál es su capital, cómo se llega hasta allá y si la ocupamos o no.
Incluso, varios de esos interrogadores la confunden con el propio estado Bolívar o con Guyana (la República Cooperativa) misma. Además, en las aulas receptoras de nuestras clases de postgrado hemos inquirido sobre qué se sabe del principio de uti possidetis iuris (Así como poseías continuarás poseyendo) contenido en el artículo 10 de la Constitución de Venezuela; y nos hemos percatado de su exiguo conocimiento.
Pues bien, vamos de seguidas a contar lo que sabemos al respecto, y finalizaremos con una anécdota personal sobre el ejercicio de soberanía en la Guayana Esequiba, para lo que prometemos ser concisos.
Primero, la toponimia del vocablo Guayana (desde lo que fue la “Provincia de Guayana”, capital Angostura -hoy Ciudad Bolívar-, antes de 1863, a partir del cual pasó a llamarse “Estado Federal Guayana” conforme con la Constitución de 1864, y luego, en 1874, se llamó por primera vez estado Bolívar) proviene de la lengua indígena arawak, que significa “tierra de muchas aguas”; y es con ese nombre: Guayana, que hoy se designa y renombra a todo el estado Bolívar; y de donde deriva su gentilicio regional: guayanés; y la responsabilidad de los guayaneses para con dicho gentilicio: la guayanidad.
Por lo demás, no hay que confundir la acepción Guayana con la Región Guayana, que es la agrupación político-administrativa que forman los estados Delta Amacuro, Bolívar y Amazonas, cuya división y organización fue creada por primera vez en la década de 1970, como parte del proceso de formación de las regiones político-administrativas a través de la Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República (Cordiplan), durante el gobierno de Rafael “Toño” Caldera.
Segundo, el origen del nombre Guayana Esequiba deriva de dos fuentes: Guayana, sobre la que ya explicamos, y Esequibo, que es el nombre del río que atraviesa esa región de sur a norte, desemboca en el océano Atlántico y constituye el límite fronterizo ancestral (correspondía a la Capitanía General de Venezuela antes del 19 de abril de 1810) y legítimo de Venezuela y por el este, con la República Cooperativa de Guyana (antes, Guayana Británica).
Ello es indiscutiblemente así por el carácter írrito del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre 1899, mediante el cual se ha pretendido despojar a nuestro país del territorio de la Guayana Esequiba, que históricamente le pertenece -como acabamos de apuntar- desde la creación misma de la Capitanía General de Venezuela, por el rey Carlos III de España, mediante Real Cédula del 8 de septiembre de 1777 y que unificó las provincias de Venezuela (que no era República), Cumaná, Maracaibo, Guayana, Margarita y Trinidad.
En cuanto a los límites de la Guayana Esequiba son los que siguen: norte con el océano Atlántico, sur con la República Federativa de Brasil, este con la República Cooperativa de Guyana y oeste con los estados Delta Amacuro y Bolívar.
Así que debe quedar diametralmente esclarecido que áreas geográficas venezolanas diferentes lo son: el estado Bolívar o Guayana, la Región Guayana y la Guayana Esequiba, hoy por hoy el estado Guayana Esequiba, creado por la Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba.
Sin chauvinismos, nosotros nos jactamos de haber ejercido soberanía, a pie, sobre la entonces Zona en Reclamación, para lo cual contaremos lo consiguiente: en 1998, el Tribunal Militar de Primera Instancia Permanente de Ciudad Bolívar en pleno, y el titular de la Fiscalía Militar Segunda (sede en Ciudad Bolívar) ante el Consejo de Guerra Permanente de Maturín, conformados por el juez teniente coronel (Ej) José Urbina Vegas (QEPD); el fiscal capitán (Ej) Jesús González Montserrat, el alguacil sargento técnico de segunda (Ej) Jorge Daniels y nosotros, secretario y entonces teniente (Ej), con el apoyo de la Tropa Profesional del Puesto Fronterizo en el sitio, plazas del Destacamento N° 85 de la Guardia Nacional de Venezuela, con asiento en Tumeremo (municipio Sifontes del estado Bolívar), navegamos aguas arriba los ríos Cuyuní y Venamo (el Venamo es tributario del Cuyuní y este del río Esequibo), cuyas mitades de sus cauces hacían de líneas fronterizas (al norte y al oeste) entre Venezuela y la Zona en Reclamación, ilegítimamente ocupada por Guyana.
Desembarcamos de los navíos en dicha zona, todos portando armamento orgánico al cinto, y caminamos durante una hora por aquella región sempiternamente nuestra, sintiendo cada uno de nosotros un fervoroso orgullo por aquel modesto ademán de soberanía.
Para ultimar, es propicio rememorar que todos los venezolanos -por obligación natural y republicana, sentir nacionalista, sentido de pertenencia e imperativo legal (véanse artículos 130 de la Constitución de la RBdV y 8 de la Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba)- tenemos el deber de resguardar, proteger y reivindicar la soberanía de nuestra República sobre el territorio de la Guayana Esequiba, así como la integridad del resto del territorio y los intereses de nuestra nación; y que este asunto va mucho más allá de nuestras diferencias políticas internas, que por ello no tienen que amainar.
¡En ese resguardo, protección y reivindicación continuamos militando! “…pues de todas las patrias que el cielo diera al hombre en morada de amor, es la nuestra el más hondo desvelo en el sueño de un mundo mejor” (Segunda estrofa del Himno del Ejército Venezolano).
Leer también: La actuación de las juntas de condominio