La campeona Naibys Morillo regresó a Yaracuy luego de obtener la medalla de oro y el récord en los Juegos Paralímpicos París 2024 en la disciplina de lanzamiento de jabalina.
La joven nacida en Carora, pero cuya formación académica y deportiva la ha hecho en Veroes, estado Yaracuy, estuvo en la redacción de Yaracuy al Día, allí habló de su trayectoria deportiva, su inspiración y hasta de su futuro.
Acompañada de su entrenador Eduardo Carbonell, Naibys repasó todos los esfuerzos realizados para hoy poder colgarse la presea dorada y simplemente cumplir su sueño realidad.
“Aún estoy sin palabras y con mucha emoción, pues siento que es algo por lo que trabajé siempre, de la mano del equipo, con mi familia y con todos quienes creyeron en mí. Este ciclo se resume en tres años de disciplina, preparación, constancia y dedicación”, afirmó en medio de sonrisas.
También dejó claro que el récord del mundo es el nuevo norte y por supuesto regresar a los Juegos Paralímpicos en Los Ángeles 2028 para revalidar su título. “Quedamos a solo dos metros del récord del mundo, por ello es que les digo que esto apenas comienza, romper esa marca es el norte y hacía allá vamos”, añadió.
Todo se logra con el deseo y las ganas de salir adelante
La discapacidad está en la mente, todo lo que nos propongamos lo podemos hacer, solo hace falta tener la voluntad, el deseo y las ganas de salir adelante”, afirmó al tiempo que agradeció a Carbonell, no solo por el acompañamiento, sino su entrega, y disposición para seguir adelante siempre, pese a las múltiples dificultades que por el camino se han presentado.
Naibys contó que a los cinco años aproximadamente sufrió un accidente en el que perdió su mano y desde ese momento sufrió mucho bullying, cuenta que ella antes se tapaba su brazo porque eso le causaba vergüenza. Sostiene que fueron momentos duros en su infancia y adolescencia. Indicó que entró al deporte como tal a los 14 años, cuando conoció a Yadira Soturno (exatleta paralímpica) y, tras varias conversaciones, ella la motivó a practicar atletismo.
“Allí entré en este maravilloso mundo y puedo decir hoy con toda razón y humildad que Yadira tenía razón, la discapacidad la convertí en el motor de mi vida y por ese accidente es que hoy estoy aquí brindando una extraordinaria alegría a mi país”, indicó.
De igual manera, Morillo sostuvo que la vida del atleta no es fácil y si es paralímpico aún más complicado es, pero está consciente de que cuando hay pasión y dedicación no hay barreras. “Las barreras nos las ponemos nosotros mismos es la mente, ese es mi mensaje no solo a las personas que tienen una discapacidad sino a todos quienes me oyen y oirán este mensaje, enfoque, persistencia y trabajo más el amor por lo que hacemos, esa es la receta”, reiteró.
«Estoy feliz, pero hay que seguir trabajando»
El profesor Eduardo Carbonell, entrenador de Morillo, se mostró satisfecho por este triunfo de su pupila. De ella destacó y reivindicó su valentía y espíritu guerrero, así como la tenacidad y el compromiso para siempre salir adelante durante este ciclo.
Manifestó que trabaja junto a ella desde 2017 que llegó de Cuba. Añade que han sido siete años de trabajo incesante, sin limitaciones y de adaptación y hoy por hoy ya se ven los resultados.
Dice estar feliz con la presea, pero sigue siendo exigente. Indica que así como se ganó, también hay cosas que corregir para que cuando inicie el próximo ciclo olímpico puedan estar listos para seguir haciendo historia dentro del paraatletismo mundial.
Contó que han vivido momentos difíciles y complejos como equipo deportivo, pero de eso se trata la vida, «anteponerse y de lo malo sacar lo mejor de cada uno de nosotros».
