
Fallece Hugo Álvarez Pifano. Valioso intelectual yaracuyano, nativo de Cocorote, eterno enamorado de nuestro estado y ser poseedor de una amplia cultura. Nunca se desvinculó de esta porción de tierra venezolana, su Yaracuy.
Llegó a ser embajador y supo poner en alto el buen nombre y prestigio de nuestra patria, tanto en América como en Europa.
Hombre de valía, buen amigo, culto, conocedor de la política internacional venezolana, con treinta años de servicio pulcro y eficiente como funcionario de nuestra cancillería. Buen conocedor de los problemas limítrofes del país.
Fue un preocupado permanente por el problema limítrofe con Guyana, pues pensaba que en virtud de la negligencia demostrada en el proceso de nuestra reclamación territorial, esta podría perderse, pues existe un criterio jurisprudencial y doctrinario que, hace cesar la reclamación, debido a la inactividad procesal de una de las partes en el proceso, tal como ocurrió con el desempeño de nuestra cancillería en los últimos veinte años.
Hugo, lanzó esta advertencia, y tristemente no fue escuchado por las autoridades competentes. Por lo tanto, existe el temor de que el Esequibo esté perdido. De nada valdrá el teatro del famoso referéndum. Valga decir: ¡Tarde piaste pajarito!
Hugo también destacó por su cultura musical y nos deja publicado un buen libro sobre el vals venezolano, en donde con creces nos habla y analiza brillantemente este género.
Lamentamos la ausencia del señor embajador don Hugo Álvarez Pifano. ¡Profundos abismos dejan en sus países los buenos hombres al cesar sus funciones vitales!
Fue un buen escritor de prosa sabrosa, culta, amena y valiente. Debo añadir, que, a su manera, fue un buen cronista yaracuyano de admirables anécdotas. Descansa en paz. Buen amigo y patriota.
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