
A Osvaldo Aponte
El son Pa’ bravo yo, es una composición que respeta toda la estructura y estilo del son tradicional, está concebido desde una perspectiva salsosa: una letra retadora, pendenciera, callejera y orgullosa, con giros expresivos y un extenso montuno dado a la pelea con un coro reiterado en el ataque por la letra y el ritmo.
Un cantante convencional hubiera resuelto el tema de la siguiente manera: una interpretación plana, sin mayor variante ni virtud en la parte inicial de son, y una repetición desordenada Y posiblemente incoherente, de dos o tres frases en el montuno.
Esta ha sido las características más notoria en la mayoría de los cantantes carentes de perfil y personalidad musical. Justo Betancourt, sin embargo, optó por una salida distinta: la parte de son fue enfrentarlo con el viejo estilo cubano, lleno de inmensas libertades para el cantante, que así podía jugar a sus anchas con todas las posibilidades melódicas, un estilo radicalmente salsoso para el montuno, alternando los giros, sin repetirse, jugando con inteligencia a la frase oportuna, al cambio de ritmo, al alarde entre los compases del coro.
A partir de esta habilidad de Betancourt, fueron muchos los cantantes que trataron de imitarlo, sin lograr equipararse los resultados. Así, por ejemplo, mientras Justo jugaba en los montunos, incluyendo viejas melodías de boleros, adoptando letras de temas clásicos, se pudo ver cómo muchos soneros de segunda categoría repitieron el estilo, produciendo tristes disparates que nada tuvieron que ver con el tema cantado.
Y es que, para el vocalista que se dedica a este tipo de música, no hay nada más importante que el sentido de la oportunidad, saber en qué momento hay que forzar el coro, cuando frenarlo, cuando decir el chiste, la frase que anima a la banda, la frase del viejo bolero, el alarde virtuoso, en fin, saber que es lo que hay que hacer y, sobre todo, cuando hay que hacerlo.
La casi totalidad de lo grabado por Betancourt en el mundo de la salsa, es un ejemplo elocuente de la situación contraria: soneo oportuno, realmente salsoso y caribeño. Y sucedió que muchísimos de los cantantes abombados en plena etapa de la salsa no tuvieron ni la más mínima idea de esta exigencia, y por eso no son pocos los discos que andan por ahí llenos de gritos fanfarrones que pregonan un sabor y una habilidad que simplemente no existieron.
Esta letra, que compuso Ismael Miranda y que en la versión de Justo, adquirió matices muy especiales. Se trata del que canta tiene que ser honesto con relación a su música, su ambiente, su herencia y su porvenir.
La salsa está llena de estas temáticas, esta postura es sumamente delicada, por lo que en no pocos se cayó en la fanfarronería banal; en otros el simple desplante aislado terminó ridículo e inútil. De ahí la importancia de Pa’ bravo Yo, uno de los desplantes exclusivamente salsoso.
Pa' bravo yo
Yo que soy mulato oscuro
Tengo la mente en mi sitio
Y estoy lleno de salud
Yo que tengo sentimientos
Tengo sangre de africano
Y canto con gran virtud
Pa' bravo yo...
Yo que sé lo que es la tumba,
el cencerro y el bongó.
Pa' bravo yo
Pa' bravo yo
(Montuno)
Y el son Pa’ bravo yo, se convirtió en un desplante callejero de todos los caribeños. Y por aquí en el barrio te digo: “Acuérdate que el bravo soy yo, caga tinta”.
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