El 29 de julio de 1966, la revista juvenil estadounidense Datebook publicó en su portada el título de un sorpresivo artículo: “John Lennon: No sé quién se irá primero – el rock and roll o el cristianismo”. Este controversial escrito rápidamente circuló por todo el territorio de los EE UU desatando así una serie de manifestaciones en rechazo público hacia la mítica banda The Beatles.
Justo unos meses antes, pero estando en Inglaterra, una joven periodista llamada Maureen Clive entrevistó a Lennon en su casa. En plena plática, el afamado frontman de The Beatles comentó: “El cristianismo desaparecerá…, tengo razón y se demostrará que la tengo. Ahora somos más populares que Jesús; no sé qué desaparecerá primero, si el rock and roll o el cristianismo”.
El 4 de marzo, esta entrevista fue publicada en el diario inglés London Evening Standard bajo el título de “En una colina en Surrey… Un hombre joven, famoso, rico y esperando algo”. En dicha ocasión, este artículo no provocó ningún escándalo en Reino Unido. Sin embargo, al ser publicado en EE UU por la ya citada revista juvenil, Datebook, un torbellino de ataques anti-Beatles se desencadenó.
En Birmingham, Alabama, la emisora radial WAQY encendió la mecha de la discordia. Doug Layton, locutor de la referida emisora, en programa matutino del 29 de julio de 1966, expresó: “Eso es todo para mí. No voy a poner a los Beatles nunca más”.
Mientras las ventas de Datebook ascendían al millón de copias, el rechazo masivo de inmediato se propagó. Ante la inminente blasfemia de aquellas palabras de Lennon, varias estaciones radiales se sumaron creando hogueras en las que multitudes de adolescentes quemaban públicamente discos, afiches, efigies y recuerdos de The Beatles. De hecho, las plantas televisivas transmitían las imágenes de aquellos rituales destructivos, multiplicando así la casi inevitable onda repulsiva hacia la banda británica.
En el plano internacional, las reacciones no se hicieron esperar. En México, Sudáfrica y España se realizaron manifestaciones similares y se prohibió radiar la música del famoso cuarteto en emisoras nacionales. Inclusive, y refiriéndose a los comentarios de Lennon, el Vaticano señaló: “Algunos temas no deben tratarse con profanidad, ni siquiera en el mundo de los beatniks”.
Al ver que la controversia estaba saliéndose de control, Brian Epstein, mánager de The Beatles, decidió organizar una estrategia a fin de que Lennon aclarara y expresara sus disculpas a la opinión pública.
El 11 de agosto de 1966, John Lennon junto a los demás miembros de The Beatles ofreció una rueda de prensa en el Hotel Astor Tower (Chicago). En ella el músico expresó: “Lamento haber abierto la boca. No soy anti Dios, anti Cristo ni anti religión. No lo estaba criticando” … Enfatizó que solo trataba de explicar el declive del cristianismo en el Reino Unido. Al final, luego de un extenso palabrerío, sentenció: “Si quieren que me disculpe… entonces está bien, lo siento”.
Más allá de esas entrecortadas disculpas, estos lamentables hechos constituyen un ejemplo inequívoco de cómo los arrebatos de rebeldía, inmadurez y egolatría pueden arruinar la carrera de cualquier artista. Por mucha fama que se ostente, sea artista o no, nadie está facultado para desafiar, achicar o desacreditar la fe de otros. ¡Después de todo, la tolerancia y el respeto suelen ser precisamente los mayores atributos de los grandes famosos!
Y así como la tormenta da paso a la calma, a los pocos meses de aquellos días de furia anti Beatles, este suceso quedó rezagado en el pasado. Al año siguiente, The Beatles continuaría brillando y con mayor fulgor tras la edición del legendario álbum Sgt. Pepper’s Lonley Hearts Club Band (1967), obra considerada como joya musical de todos los tiempos.
“We were talking about … the people who gain the world and lose their soul… Are you one of them?” (Tema: “Within You Without You” – The Beatles, 1967).
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