Esta Lorenzada va a resultar muy diferente a las anteriores, ya que se trata de una recomendación para los jóvenes y para todos aquellos que les pueda hacer falta. En la vida hay que luchar y ser perseverante en cuanto a lo que a uno le guste, cuando sale del corazón como vocación, no desmayar ni abandonar por recomendaciones de otras personas, y que el único que nos conoce internamente es nuestro Dios Padre y guía a cada una de sus criaturas.
Les voy a narrar un testimonio personal, pero que quede claro que no es para vanagloriarme dándomela de superimportante, en este caso es el reflejo de muchísimos casos. Voy a entrar en detalle, en aquellos años de mis sueños con la música, fueron muchas las emisoras de radio y plantas de televisión donde tuve la suerte de participar y concursar como aficionado, siempre con un eslogan en la mente, lo importante no es solo ganar, lo importante es competir y darse a conocer entre el público.
Al lado de los triunfadores, en lo particular, fueron muchos los que me recomendaron de esta forma: “amigo, usted no tiene nada que buscar con la música, olvídese y piense en otra cosa que hacer”. Como debe ser, les expresaba mi agradecimiento con mucha humildad y respeto, pero como un ángel dentro de mi mente me decía, “persevera, sigue adelante”.
Fue cuando tomé muy en cuenta esa recomendación enviada por mi Padre del cielo. El caso que más resalta para afianzar más mi deseo de que los jóvenes, y no tan jóvenes, lo tomen como referencia. Esto lo viví personalmente y no es un invento para un libro de cuentos, como historieta, esto ocurrió en la ciudad capital de la República, específicamente, en la planta de televisión.
Para ese entonces, en los 60-70, existía un programa conducido por José Hernández y su hermano Richard Herz, llamado Pedestal de la Fama. “El Puma” José Luis Rodríguez y la Sra. Lila Morillo, recién casados, tenían una sección en dicho programa para concursar, vaya mi saludo respetuoso para ambos.
Competí sin buen resultado. A dicha señora le gustó mucho el tema que interpreté “Labores Campesinas”, de mi recordado amigo Pablo Sanoja. Me llevaron a su apartamento en planta baja en el Edificio Los Caobos, y fue para que dejara grabado dicho tema, después lo interpretó en una novela en Venevisión.
Por último, me llevaron a la puerta del terminal del Nuevo Circo, en el trayecto la señora ya mencionada dijo a este servidor: “amigo, retírese, eso es muy difícil”, y le dije: “la música para mí es un hobby, no es para vivir de ella”. Hoy, con mis 81 años, Lorenzo Víez Morales, gracias a todas las redes sociales, suena.
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