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«El sueldo se va solo en pasajes», es la frase que algunos docentes yaracuyanos nos repitieron al ser consultados sobre las necesidades salariales que tienen actualmente.
Ante esto, la mayoría de los docentes aprovechan las horas libres que tienen al día para desarrollar otro trabajo, tener una entrada de ingresos extra y así sobrevivir.
Una docente, quien no se identifica por temor represalias, nos explicó cuánto es su salario y lo que gasta para ir a trabajar, además del resto de los gastos que tiene por hijo, transporte y comida.
La docente vive en Cocorote y trabaja en San Felipe. Su salario quincenal es de 313 bolívares que solo le alcanza para una harina de maíz, un trozo de queso y una mantequilla.
«Prácticamente con eso no hago nada, con tristeza solo puedo decir que sobrevivimos, porque esto no es vivir no lamentablemente», afirmó.
Solo en pasaje para ir a trabajar gasta 200 bolívares semanal que se traducen en 400 quincenal y 800 mensual.
Además, detalló que cada 15 días debe pagar el transporte de su hija pequeña que son 10 dólares, para su hija mayor debe tener disponible 50 bolívares diarios, porque a veces le cobran 20 o 25 el pasaje.
Entre los gastos por transporte para trabajar, más los de sus hijas gasta por lo menos 2.864 bolívares mensual.
Al ver que tenía más gastos que ingresos, comenzó a realizar oficios los cuales le han permitido tener un poco más de dinero y subsanar los gastos medianamente.
«Hago tortas, plancho cabello y aplico cirugías en las tardes cuando salgo del trabajo o los fines de semana», dijo.
Otra de las ayudas que tiene es que su esposo está en el exterior y les envía remesas para la compra de la comida, solo así es que ha podido sobrellevar la alimentación.
Aseguró que los docentes tampoco viven de los 90 dólares que dan por concepto del ‘bono de guerra’. Cuando lo cancelan y se hace la relación con la tasa del BCV es un poco menos.
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«Pago para trabajar porque amo lo que hago«
«Tengo un sueldo de 620 bolívares mensuales (310 quincenal), de los cuales me descuentan 210 bolívares de un seguro privado porque no cuento con seguro funerario, ni HCM por el sector público. El resto es lo que queda para ir a trabajar». Así lo expresó otro docente al ser consultado sobre lo que gana y cómo subsiste.
Mencionó que en pasaje gasta 40 bolívares diarios, es decir, 200 semanal. «Con el pago del ‘bono de guerra’ pago algunos servicios de mi casa como teléfono, luz, agua, también aparto parte de este dinero para visitar a mis estudiantes donde estén integrados o a sus casas porque son de un programa especial», especificó.
Esta docente también tuvo que recurrir a un trabajo extra porque tiene bajo su responsabilidad a sus padres y a su hija que está en el nivel universitario.
«Doy asesorías para la realización de tesis, solo así puedo cubrir los gastos de medicinas de mis padres porque la pensión no les alcanza, también para comprar comida y pagar servicios», indicó.
Afirmó que hoy en día está pagando para trabajar y lo hace porque en el sistema que se encuentra los alumnos son muy vulnerables y ama lo que hace, enseñar, ayudar y compartir sus conocimientos.
«El artículo 191 de la Constitución Bolivariana establece que los venezolanos deben disfrutar de un sueldo digno que cubra la cesta básica, la recreación, servicios básicos y quede para ahorrar. Eso quedó en solo letras porque ni ahorrar se puede», aseveró.
Dijo que la única esperanza es que después de esperar tanto tiempo para que se dé la firma del contrato colectivo, “el Ministro de Educación se digne a escucharnos y se firme para que nuestro servicio sea digno.
Hay días en que amanecemos cabizbajos porque hay que resolver la comida, pero la vocación empuja a seguir y esa es la historia de todos nosotros los docentes”, concluyó.
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