Este domingo fue el inicio del año jubilar y la primera misa oficiada por el Obispo Rubén Delgado Carmona. La actividad religiosa inició con una procesión que partió desde el Parque Arqueológico San Felipe El Fuerte, en la que participó el nuevo Obispo acompañado de los párrocos de las distintas parroquias, diáconos, seminaristas, Monseñor Gerardo Salas, obispo de Acarigua, entre otros, así como feligresía en general.
Los jóvenes que hacen vida en las distintas parroquias llevaron en sus hombros la imagen de Jesucristo crucificado, hasta que llegaron a La Catedral, donde cientos de fieles escucharon la palabra del obispo.
Una vez que subió el clero al altar el obispo procedió a recorrer por todo el público a quienes bendijo a todos los feligreses.
Durante sus palabras el obispo Delgado Carmona celebró el hecho de iniciar su pontificado, episcopado y pastoral en esta diócesis con la apertura del año jubilar, además la cantidad de cristianos con su fe que acudieron a la iglesia y la alegría que mostraron al caminar.
Expresó que al llegar a su casa, fue un privilegio y un regalo de Dios el poder ver a todo el clero, los obispos que lo acompañaron y a la feligresía que acudió a la homilía.
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Durante sus palabras afirmó que el Señor siempre da la oportunidad de recomenzar y el primer signo de esto es caminar.
«El Señor quiere borrar nuestro pasado negativo«, indicó. También hizo mención a la esperanza, la cual no defrauda.
Expresó que el año jubilar es darse una oportunidad, es querer entrar en el corazón de Dios, que, perdona y que sea que la iglesia sea ese instrumento de alegría y esperanza para todas las personas. «No son palabras, son gestos de cercanía, de amor, de identificarse con el otro día a día, eso es la esperanza y esta nunca es a medias”, señaló.
Para finalizar aseguró «nos encontraremos siempre en, con y por el Señor».
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