Actualmente, hay muchos pacientes pediátricos presentando ciertos síntomas como vómito y fiebre, en este caso febrícula que es entre 38 y 38.5, mal llamado por las abuelas “quebranto o fogaje”.
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Así lo certificó la pediatra Kenelma López, quien explicó que este tipo de síntomas se desencadenan los primeros días y luego aparece una diarrea.
“La gran mayoría de estos casos está dado por gérmenes de tipo viral, tales como los rotavirus y los adenovirus que son los gérmenes que afectan a los niños y producen esta sintomatología”, dijo.
La pediatra apuntó que lo recomendable es no automedicarlos, no darles de tomar hierbas ni brebajes. Si el niño está en casa, lo mejor es darle suero oral y los que contienen caratos de arroz, ya que estos sí los pueden ayudar, tampoco suministrar ningún tipo de azúcares.
También refirió que los padres deben estar pendientes de la hidratación del paciente, porque si es muy alta la frecuencia de vómitos y diarrea el niño se puede deshidratar, lo más conveniente es que sea evaluado por el médico porque muchas veces amerita la colocación de una vía endovenosa para poder hidratar al paciente.
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Comer sano
La pediatra aconsejó comer lo más sano posible, sin ningún tipo de grasas, no tomar medicamentos para los vómitos porque terminan complicando el cuadro y producen intoxicaciones más severas.
Fecha en la que se agudizan los problemas respiratorios
También señaló que en esta fecha es que se agudizan los problemas infecciosos respiratorios porque está por comenzar la época de sequía.
“Cuando se generan las quemas de la maleza es que se origina la obstrucción nasal”, acotó.
Cuando no se le quita la fiebre
La fiebre no siempre es motivo de una consulta médica, pero es importante distinguir en qué casos es importante acudir al médico.
Lo que debe hacer la madre o quien lo esté cuidando en caso de que la fiebre no ceda, es monitorear su estado general, así como mantenerlo bien hidratado, ya que la fiebre deshidrata. No abrigarlo mucho, bañarlo con agua tibia, nunca fría.
El momento de consultar a un pediatra por una fiebre es cuando el niño es menor de 2 años y, si es mayor a 2 años, cuando la fiebre persiste más de 2 a 3 días, si está indispuesto o sin fuerza, cuando pierde el apetito o si aparecen machas en la piel.
