La semana pasada comenzó el pago del Bono de la Guerra Económica para los funcionarios públicos el monto fue de 3.290, equivalente a 90 dólares a tasa del BCV y al paralelo son 78,15 dólares. Los consumidores afirman que cada vez compran menos productos con este dinero.
Los compradores aseguran que este pago debería ser por nómina, «porque el sueldo es una miseria» y eso no suma en las prestaciones sociales.
Pedro Infante, de San Felipe asegura que ha sido una estrategia del Gobierno que no beneficia en nada al trabajador, por el contrario lo que hace es que siempre tenga la mano en el bolsillo calculando cuánto tiene para alimentarse.
El economista Xavier Hernández, considera que el Bono de Guerra Económica es un paliativo temporal insuficiente, no una solución sostenible.
Refirió que el Bono de Guerra Económica en cualquiera de sus versiones de pago, sigue generando un debate sobre su impacto real en la economía y el bienestar debido a sus características discrecionales y que no parece responder a un criterio técnico, sino político coyuntural, esto sin contar el debate de la formalidad en términos laborales que este no representa.
Dijo que a corto plazo, el bono pudiera estimular la demanda interna, inyectando algo de liquidez en la economía y beneficiando a ciertos sectores.
Hernández aseveró que tal es el caso del escenario de hoy, la fragilidad de la economía ante las eventuales presiones a la tasa de cambio, afecta directamente la capacidad de compra de este tipo de transferencias haciéndolas insuficientes, pudiera creerse que esté atribuido al contexto sociopolítico luego del proceso del 28 de Julio, pero es una situación más profunda y de ya larga data.
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