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sábado, septiembre 7, 2024
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Tras las huellas de mis pasos: No nos dejes caer en la tentación

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De la manera más profunda llegamos al Creador cuando rezamos el Padre Nuestro. Es la manera más espontánea y significativa de acercarnos a él y seguirle, y él nos oye y nosotros le escuchamos.

Al clamar “no nos dejes caer en la tentación”, le estamos pidiendo que nos salve a tiempo de la prueba, le estamos diciendo que queremos evitar el momento siguiente en el que haga de su poder supremo, para que interfiera en esa situación que pudiéramos estar viviendo o la pudiera estar viviendo nuestro prójimo.

En ningún momento debemos desafiar a Dios, como lo que hicieron los israelitas a Moisés: “El pueblo discutió con Moisés y le dijeron: “Danos agua para beber”. Moisés les dijo: “¿Por qué peleáis conmigo?, ¿Por qué ponéis a prueba al Señor?”, Ex. 17:2

Otro comportamiento similar lo vemos en Mateo 4:5-7, cuando el diablo tentó a Jesús: “Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa y lo puso en el pináculo del templo, diciéndole: “Si eres hijo de Dios, tírate abajo, porque escrito está… Jesús le dijo: “Escrito también está: No tientes al Señor tu Dios”.

En lo que si tenemos que estar claros es que Dios no nos va a hacer vulnerables, El no nos tienta a pecar. Es que su naturaleza es santa. Evitar la tentación ha de ser una de las principales preocupaciones de nuestra vida.

El clamor a no pecar, es el fundamento primordial de los salmos. En el libro encontramos cualquier cantidad de súplicas para que el Señor nos lleve y nos guíe por sus caminos: (Salmo 5:8; 27:11); por igual suplicamos que nos conduzca por “el camino eterno” como está escrito el salmo 139:24.

Al rezar el Padre Nuestro estamos reflejando el deseo de evitar los peligros del pecado. Jesús nos enseñó que Dios tiene el control sobre el tentador y además de librarnos para conducirnos por el buen camino.

Hay una fuerza natural divina a nuestro alrededor que debemos fortalecer. Es el saber que si Dios nos pone a prueba, es porque sabe de nuestras capacidades para soportarlas, y que siempre tendremos una salida. Pruebas difíciles las de Job y Pedro que fueron expuestos a los asaltos de Satanás cuya intención era arrinconarlos a sus propios propósitos, Lucas 22:31-32.

Si nos sometemos a la voluntad del Creador y aceptamos (ayudados por esa fuerza natural divina), la prueba a la que somos sometidos no podemos dar acceso a la tristeza o al sufrimiento. Para eso debemos apelar al derecho de pedir ser librado de las pruebas o pedir la fortaleza para soportarla.

También debemos entender, cuando suplicamos que no nos deje caer en la tentación, es para evitar que nuestro corazón se incline a cualquier cosa mala, como lo señala el salmo 141:4. Líbranos Señor.

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