¿Usted cree que una encuesta elaborada entre seguidores de la red social X, en Instagram o Facebook puede ser confiable? Por muchas razones es imposible que sea creíble, y si coincide con la realidad, sería por azar, simple concurrencia. Las razones esenciales son el condicionamiento de quienes dan la respuesta a invitar adeptos, y el universo identificado abiertamente con la encuesta. Un ejemplo de lo primero es lo que ocurre cuando se escoge una canción “por el público”, ya que quienes desean que tal o cual canción se imponga, invitan a su público natural a participar, haciendo peso falsificado en la balanza.
Un ejemplo de lo segundo sería pensar que esa escogencia se dé entre cuentas que solo traten música pop, un género entre tantos. Luego la canción preferida o escogida no necesariamente representa la más popular, sino la más votada, entre quienes prefieren el pop y no otro género. Dicho de otro modo, una cuenta identificada con una tendencia política implicará, irremediablemente, un resultado vinculado a su tendencia y su universo.
¿Las cosas en la oposición están bien o están mal? Ocurre lo mismo que con el primer inciso: si le preguntan a un fanático opositor, el triunfo es indetenible; si le toca responder a un fanático oficialista, dirá que la derrota será inédita. Sin embargo, podemos observar elementos que llaman la atención. Los dirigentes opositores insisten, afanosamente, en ya contar con los testigos en todas las mesas, o que es un éxito ese esquema de los 600k (600.000 voluntarios pro María Corina).
Si hay una incontenible preferencia hacia el bando opositor, ¿por qué es un logro contar con la maquinaria mínima para defender los votos? Eso sería como decir que se va a derrotar al campeón mundial de beisbol Japón, y declarar que ya se tiene completo el róster, cosa que debería ser al revés: un buen róster, define un mejor equipo, por tanto, una mayor posibilidad de un resultado exitoso. Lo más visible: María Corina Machado hace actos en Zulia, Barinas, Nueva Esparta y Cojedes, pero no se hizo acompañar con los gobernadores de esos estados, siendo opositores, ¿un nuevo concepto de unidad?
¿Las cosas en el oficialismo están bien o están mal? Entendiendo la influencia de quien responda, vayamos a lo visible. Maduro anda en campaña, es claro, y algunas cosas van en la dirección particular que recuperar el terreno perdido de las preferencias internas, es decir, más que buscar el voto opositor, -cosa imposible-, la estrategia roja persigue reconquistar su voto duro, tradicionalmente entre el 55 % y el 60 % lineal de la votación. Sin embargo, el tema no es tan simple.
Algunos dirigentes del PSUV, más que remediar los errores en los que han incurrido y la postura comprensiva ante el descontento, se juegan la carta de la coacción, cuando el militante rojo tiene poco que perder y dejó de creer en la palabra de Maduro. Sin embargo, la organización del PSUV sigue siendo muy fuerte, y es la apuesta natural del alto mando rojo. Si la campaña de Maduro logra enderezar el sentido de la recuperación de la militancia y remonta la incredulidad, la maquinaria roja haría la diferencia.
¿Edmundo González hizo bien o mal en no firmar el acuerdo del CNE? En mi opinión, mal. El candidato opositor Edmundo González prefirió no destacar la necesidad de incluir los puntos que él considera correctos en el documento, y prefirió salir con el simplismo de declarar que se viola el Acuerdo de Barbados, o que un acuerdo no puede ser impuesto aún siendo razonable.
No se debió reducir el tema a una simple firma, sino influir para que el acuerdo fuese una valoración más objetiva del proceso electoral. La posibilidad de ello era condicionar la firma a la modificación de aspectos, pero no la negación. Porque entonces, surge la peor de las inquietudes: ¿No firmar y seguir declarando que se tiene el triunfo en el bolsillo?
