Ante todo, gracias aquellos lectores que me han expresado sus comentarios e ideas sobre el contenido de algunos de mis artículos. Reitero mi compromiso a continuar, y mejorar en la medida de lo posible.
En esta ocasión intento tocar un tema álgido, como es la falta de coherencia y el desbalance que existe en líderes religiosos y cristianos frente a lo que pregonan.
Leí recientemente una aseveración de uno de los asistentes a las reflexiones de un líder donde les hacía ver la forma y actitud de vida sana y en paz que deberían llevar, a lo cual se escuchó en la sala: “Creo en su religiosidad siempre y cuando sea coherente con sus acciones”. ¿Qué tal?
No somos nadie para ratificar tal afirmación… lo que si es cierto es que en el transcurso del tiempo en vida vemos no solo en líderes sociales, sino en el entorno social de cada individuo desvanecer valores, principios y virtudes como la honestidad, sensatez, lealtad y el respeto entre otros y, por otra parte, vemos fortalecer los vicios, el fluido verbal, la ira, la envidia y el egoísmo en su máxima expresión; ¿Es innegable si vivimos para Cristo o morimos para el mundo?
¿Cierto que no somos perfectos, pero…y la coherencia?, ¿Motivo para reflexionar?, ¿Qué priva en nosotros que obstaculiza la sensatez en nuestras acciones? Lastimosamente y sin ambigüedad el apego a nuestros bienes materiales y la falta de solidaridad con los más vulnerables.
Sin duda, al final del camino cuando hayamos transitado la vida, Dios mediante, seamos merecedores en conciencia y espiritualidad de la presencia del Señor de Señores. Hasta otra travesía…
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