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jueves, octubre 16, 2025
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William López…Palabras para el padre Miguel en nuestro templo de Guama

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Con la venia de mi apreciado y respetado cura párroco, por primera vez, lo voy a tutear, Miguel o “Miguelito”, como en tus años de seminarista te decían los fieles de Santa Rosalía, por allá, en la sultana del Ávila, que por cierto aún te adoran. Nos reúne, querido hermano, tu nuevo aniversario como sacerdote, seguidor de las enseñanzas dejadas por el carpintero de Nazaret.

Hoy, mi querido cura párroco, en este nuestro templo, tu templo, viene a mi memoria aquella caravana que nos narra la historia en la que nuestro Libertador recorría lleno de gloria los pueblos de América del Sur, y en uno de estos pueblos, un humilde poeta tomó la palabra y más o menos dijo esto: “Quiso Dios de salvajes hacer un imperio y creó a Manco Cápac. Pecó su raza y nos mandó a Pizarro y, después de tres siglos de expiación, ha tenido piedad de nosotros y os ha enviado a vos…”.

Cito esto porque nuestro Buen Dios, en un acto de bondad, ha tenido piedad de este pueblo, y en una época convulsionada como la presente, cuando nos presentamos sin brújula ante el mundo, ese Dios ha tenido piedad de nosotros y no sé cómo lo hizo, pero te envió a ti, querido amigo y hermano, a que rindieras tus esfuerzos, tus conocimientos y tu bondad como sacerdote de Guama.

Querido amigo y hermano, insisto, tu llegada a Guama la interpreto hoy como un designio providencial, un acto de bondad del ser supremo, para que en esta época difícil tengamos a nuestro lado un miembro de la especie humana equilibrado y bueno, y eso eres tú, mi querido Miguel Ángel Vargas.

Llegaste a este pueblo en la flor de la juventud, yo diría que novato, y con nosotros has perfeccionado tu formación, tu verbo es más fluido, hoy en día eres nuestro guía espiritual y eso nos gusta. Has triunfado porque viniste lleno de fe, de amor y de caridad cristiana. Y eso, todos los miembros de esta comunidad lo hemos notado y agradecemos.

Voy a ser breve, y para concluir citaré una anécdota del brillante papa Benedicto XVI, cuando narrando el día de su ordenación sacerdotal, decía: “Cuando estaba de rodillas en presencia de sus superiores jerárquicos y ante Dios, en aquella antigua Catedral alemana, que sirvió de escenario al sublime acto, vio volar una ave pequeña, que él cree era una alondra, y ese hecho lo interpretó, es decir, el vuelo del ave por la nave central de la iglesia, como un buen augurio, y que a través de ese vuelo inocente del ave, Dios le decía: ¡Lo has hecho bien!”.

Hoy, en este nuevo aniversario de tu vida dedicada a nuestro Dios, no me equivoco al interpretar el sentimiento de esta comunidad que te quiere, y en coro te decimos con amor, fe y caridad cristiana: “¡lo has hecho bien!”. Aquí termina mi experiencia de tuteo, mi querido hermano ante Dios. Que él te siga bendiciendo.

Leer también: El feto, no cuenta

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