Hace pocos días, ante la inevitable desaparición de un centenario mamón en la Plaza Bolívar de Guama, sembramos al lado de los restos del árbol destruido un hijo del mismo. Lo hicimos con amor de pueblo, con ese vínculo afectivo que le nace al ser humano por el lugar de nacimiento, que lo lleva a querer y a luchar por lograr lo mejor para ese espacio físico, al que lo vinculo con la razón de haber nacido.
Ese sentimiento también se ha llamado patria. Aquel vínculo que en un memorable discurso pronunciado en Barquisimeto, llevó a decir al brillante Padre Borges: “¿Qué es la patria?”.
Un pedazo de tierra, bajo un pedazo de cielo. El suelo en que nacimos y el cielo bajo el cual queremos ser enterrados…”. Pienso que nadie ha logrado una definición tan hermosa y singular.
Es hermoso un lugar lleno de vegetación. Es hermoso vivir momentos de paz, ternura, amistad, descanso a la sombra de un árbol. Ahora bien, la existencia de esa especie vegetal requiere asistencia cuando está naciendo o, como dijo Miguel Otero Silva: “Cuando es apenas un tierno cogollo inútil”. Ese arbolito de mamón, hijo del viejo mamón referido, es como un niño; necesita asistencia, cuido, afecto, constancia en el querer.
Dios no falla ni abandona a sus hijos. Hoy, al despuntar el alba, muy temprano, cuando el sol tímidamente anunciaba su existencia desde el este, es decir, desde el oriente, cuando el cantar del gallo nos anuncia: ¡Señores, nace un nuevo día! Cuando los pajaritos despiertan y nos brindan su concierto mañanero.
A esa hora, me llega un testimonio gráfico enviado por Marisol Canelón y Alfredo Cordido, dos nobles amigos y vecinos de respeto, en el que están regando y haciéndole una copa recolectora de agua al pequeño e indefenso arbolito. Este gesto de los dos buenos seres, me emociona y hace creer más en el ser humano, en sus potencialidades, en su capacidad para hacer el bien. En lo hermoso que sería este noble y digno país si nos unimos para lo bueno.
Hoy, ratifico mi fe en la especie humana y la vigencia de las siguientes expresiones aleccionadoras:
“Hay mucho más amor que odio en el mundo,
más flores en la tierra que rosas en el mar.
Hay mucho más azul que nubes negras
y es mucha más la luz que la oscuridad…”.
No todo se ha perdido. ¡Viva el ser humano!
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