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viernes, octubre 10, 2025
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William López…El feto, no cuenta

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Un ser humano camina por una calle del mundo, de pronto, aparece otro humano en la misma calle con puñal en mano y lo introduce en el abdomen del semejante referido, sin ninguna explicación y acaba con su vida. Esto la sociedad lo llama: asesinato, homicidio, crimen. Tal acción es deplorable, censurable, sujeta a las acciones que el hombre civilizado ha establecido en su ordenamiento jurídico para ser objeto de serios castigos. Estos actos salvajes no se pueden tolerar ni matizar.

Leo la prensa española de la semana pasada y me encuentro con una noticia preocupante para la especie humana: El señor Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, exterioriza su apoyo a una reforma constitucional en la que se establezca: “El aborto como derecho constitucional”. Es decir, que toda persona del sexo femenino que se encuentre embarazada, tiene derecho constitucional a practicarse un aborto, y el Estado español proceder a su sagrada protección.

Es decir, no vale nada, ni se toma en cuenta la existencia de un feto en útero de una madre, pues lo importante es que ella se encuentre protegida por el sagrado texto constitucional del Reino de España.

Se ha soltado como argumento a favor de la constitucionalidad del aborto que: “… abortar es una decisión dolorosa, quien opta por ella merece todo el cuidado del Estado. Respetando su parecer sin paternalismo y sin sumar más dolor al trance, la mujer que acude a abortar tiene derecho a una asistencia sanitaria que la acompañe y cuide en el proceso sin añadir más temores que los que ella ya haya afrontado. A las mujeres no se les protege cuestionando sus libertades y derechos, sino defendiéndolos…”.

Quiere decir, que lo importante es la embarazada. La criatura que comienza su vida en el vientre, no importa. No existe y cualquier derecho que se pretenda otorgarle, no existe ante el criterio del jefe de Gobierno español.

Qué tristeza. Esto ocurre en la tierra de Fray Luis de León, Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez, la de Rodrigo Díaz de Vivar, la tierra que rechazó la terrible invasión napoleónica, la de Miguel de Cervantes y tantos otros buenos.

Al abortar, el feto muere y él es un ser vivo carente de protección. Es lo que la doctrina de todos los tiempos llama: ¡Débil jurídico! Y debe ser atendido por ser un sujeto parte de la especie humana. Llega a su fin aquel principio que reza: ¡El feto se le tiene como nacido cuando se trata de su bien!

Quien aborta por capricho o en ejercicio de un derecho constitucional, pertenece a la especie de salvaje que, como hemos referido, un día cualquiera introduce, sin justificación alguna, en el abdomen de un semejante, el puñal asesino. Quiera el Buen Dios que esas ideas del señor Pedro Sánchez se mantengan lejos de este valle de lágrimas.

Leer también: Domingo de santos

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