Estas palabras, añadidas a una figura que, supuestamente, representa un ojo, permiten avistar a un ladrón a distancia. La frase debe escribirse en el dibujo y pronunciarse un conjuro.
Encabeza la oración el nombre Balam, escrito también como Balaam, quien en demonología es considerado como un gran rey que reina en el infierno y tiene bajo sus dominios a cuarenta legiones de demonios. A los espiritistas les atiende para responder preguntas sobre el pasado y el futuro y también enseña sobre fineza y astucia.
Se le representa con tres cabezas: toro, hombre y carnero, ojos ardientes y cola de serpiente. Por lo común, porta un halcón en su puño y cabalga un fuerte oso.
En la Biblia es el nombre de un profeta a quien Dios junto con seis profetas más envió a las naciones del mundo.
Quienes conocen y practican la oración tienen que tener un conocimiento que vaya más allá de lo común, pues a veces se pronuncian nombres que abren portales que luego no pueden cerrar, trayendo desde luego consecuencias graves.
Al invocar Balam, pueden estar invocando al rey que domina las cuarenta legiones de demonios, rey muy fino y astuto, como se dijo.
El poder de Balam trasciende la fuerza física, adentrándose en lo invisible. Se le asocia con la capacidad de ocultarse, lo que a menudo se interpreta como la habilidad de pasar desapercibido o de evadir la atención no deseada, lo que puede ser útil para evitar conflictos.
Balam es clarividente y tiene conocimiento del futuro, se dice que puede manipular el tiempo, acelerando o retrasando eventos según la voluntad del invocador y es conocido por su sabiduría y estrategias para superar obstáculos complejos.
Por ese poder de la invisibilidad, se le invoca para detectar a un ladrón a distancia, para encontrar objetos perdidos.
Balam el profeta, aparece en el Libro de Números, y es a quien el rey Moab le consulta ante el temor de correr la misma suerte que corrieron los reyes cuando los israelitas salieron de Egipto para entrar a la tierra prometida. A Balam le consultan para que maldiga a Israel, pero Dios se interpone y le niega tal permiso.
A Balam lo mencionan para los artificios y es en este punto donde se pueden cruzar las posturas si el maestro no domina bien los nombres o sus intenciones.
Otros Balam están relacionados con la cultura maya, que significa jaguar y con los Uay Balan que son espíritus protectores de la naturaleza, cuidando los campos y las cosechas. Balan Agab es uno de los primeros hombres creados a partir del maíz.
El hechizo arriba referido es mencionado por Anton Christian Bang, quien era teólogo, historiador y político noruego en su libro Norske hexeformularer og magiske opskrifter. (Fórmulas de brujas noruegas y recetas mágicas).
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