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martes, septiembre 16, 2025
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Raimond Gutiérrez… El 48 cumpleaños de la pionera Universidad Nacional Abierta

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Relatar la historia es, definitivamente, trasmitir conocimientos y valores de generación en generación, lo que cobra mayor preponderancia precisamente en los tiempos en que estos se van perdiendo. Es, con todo, una parte intrínseca de la naturaleza humana, impulsada por el deseo de dar sentido a la experiencia, conectar con otros y formar identidad.

Asimismo, la historia nos ayuda a comprender más y mejor nuestra cosmovisión, a procesar emociones, a recordar información importante y a construir un sentido de propósito individual y colectivo, convirtiéndose en herramienta fundamental de comunicación, educación y conexión sociocultural.

Pues bien, Sócrates (470-399 a. C.) creía que solo es necesario contar la historia cuando es verdadera, buena y realmente necesaria. Siendo así, hoy relataremos –por bondad de este acreditado diario yaracuyano– una singular que bien puede considerarse un hito en la historiografía nuestra americana: la creación de la prístina universidad venezolana en la educación a distancia; cuyo aniversario se conmemora el próximo 27 de septiembre.

Remembremos primero que la historia de la academia venezolana comenzó durante el período colonial, específicamente en 1721, con la creación de la Universidad de Caracas, primigenia de la educación universitaria en nuestro país. Poco más de dos siglos y medio después, el 15-7-1975, bajo el primer mandato presidencial de Carlos Andrés Pérez Rodríguez (1922-2010), mediante Resolución N° 200, emanada del Despacho del Ministro de Educación, entonces el monaguense Luis Manuel Peñalver (1918-2004), se creó una comisión organizadora para fundar por primera vez en Venezuela una universidad abierta, es decir: que se basara en el acceso flexible, admisión sin restricciones y modalidades de estudio a distancia o semipresenciales, ideal para quienes trabajasen o tuviesen limitaciones de tiempo, y que estuviera destinada a la formación de profesionales en áreas prioritarias del desarrollo nacional.

En contraste a la tradicional universidad cerrada y presencial, que tiene una estructura de horarios fijos, asistencia obligatoria, requisitos de admisión más estrictos y un sistema de aprendizaje con una fuerte presencia del profesorado en el aula.

Posteriormente, el 9-3-1976, mediante la Resolución N° 001 del mencionado ministerio, se derogó la anterior resolución y se creó la “Comisión Organizadora de la Universidad Nacional Abierta”. Ergo, el 12-3-1977, por Resolución N° 126, emanada del entonces ministro de Educación Carlos Rafael Silva (1925-2016), se reestructuró el comité anterior, “por cuanto la Comisión Organizadora de la Universidad Nacional Abierta cumplió con la finalidad que le fue encomendada, en relación con definir la justificación y características generales de la Universidad Nacional Abierta” y “Debido a las modalidades especiales de este tipo de institución, resulta indispensable que se realicen estudios técnicos adicionales y especializados que permitan presentar este proyecto al Consejo Nacional de Universidades y al Ejecutivo nacional, para su debida consideración, aprobación e implementación”.

A continuación, el 11-8-1977, por Resolución Ministerial N° 225, se designó a los miembros del Consejo Superior de la UNA, formado por los siguientes ilustres académicos: Luis Manuel Peñalver, Miguel Casas Armengol, José Félix Rivas, Mario Spitaleri, Luis Manzanilla, Iván Olaizola, Miguel Escotet, Sergio Falcchi, John de Abate, Estrella Benaím, César Peña, Juan Torres, Tirso Méndez, Beatriz Dávila y José Bargraser.

Por último, fue el 16-9-1977 cuando se aprobó definitivamente el proyecto de la UNA, y el martes 27 de septiembre de ese año, por Decreto Presidencial N° 2.398, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 31.328, se creó la cumpleañera de hoy: la benemérita Universidad Nacional Abierta; como universidad del futuro para la educación no presencial y cuyas funciones rectoras serían ejercidas por un consejo superior y un comité ejecutivo.

El articulado del decreto en referencia, es del tenor que sigue: Artículo 1: Se crea la Universidad Nacional Abierta. Artículo 2: La universidad tendrá carácter experimental; su sede principal estará en Caracas y tendrá las unidades regionales y locales que requiera para su funcionamiento. Artículo 3: La organización, estructura y funcionamiento de la universidad serán establecidos en el reglamento que al efecto dicte el Ministerio de Educación.

Artículo 4: Las funciones rectoras de la Universidad Nacional Abierta serán ejercidas por el Consejo Superior y el Comité Ejecutivo a que se refiere la Resolución N° 126 de fecha 12 de abril de 1977, con las atribuciones que les acuerdan la citada resolución y demás leyes vigentes. Artículo 5: El Consejo Superior y el Comité Ejecutivo mencionado en el artículo anterior, elaborarán los proyectos de reglamentos internos y demás normas indispensables para el funcionamiento de la universidad.Artículo 6: Lo no previsto en este decreto será resuelto por el Ejecutivo nacional, por órgano del Ministerio de Educación. Artículo 7: El Ministro de Educación queda encargado de la ejecución del presente decreto.

El año 1978, marcó el epicentro del comienzo de la UNA: se designó el primer consejo directivo, se designaron los miembros del Consejo Superior, se dictó el reglamento, se inició la producción del material instruccional impreso y audiovisual, entraron en funcionamiento las diferentes unidades de apoyo y los 21 centros locales y se realizaron las primeras inscripciones estudiantiles en las carreras iniciales ofrecidas: Licenciatura en Administración y Contaduría, Licenciatura en Educación, Ingeniería Industrial, Ingeniería de Sistemas y Licenciatura en Matemática.

Esa acreditada casa de estudios hoy de convite, es una institución de derecho público, dotada de personalidad jurídica y patrimonio propio, que tiene como principio fundamental la libertad académica, materializada a través del ejercicio de la docencia, la investigación y la extensión universitaria; garantizando con tales actividades la libre expresión en la difusión del pensamiento y en la producción y creación artística, humanística, científica y técnica.

Además, ha tenido un crecimiento exponencial como organización, compuesta por un gran número de talentosos venezolanos a nivel nacional y por un gran sistema organizacional que cuenta con un grupo de subsistemas en su estructura, distribuidas de la siguiente forma: un nivel central situado en la capital de la República y 22 centros locales distribuidos en cada ciudad capital de los estados, los cuales constituyen sus unidades operativas que tienen como finalidad principal dar asistencia a la población estudiantil en los procesos académicos, administrativos, de investigación y extensión, establecidos para el logro de los objetivos en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Adicionalmente, los centros locales están constituidos organizativamente por oficinas de apoyo y sus centros de información y aplicación de pruebas, con la finalidad de llevar la cobertura de la educación universitaria, bajo la modalidad a distancia, a todos los rincones de la geografía nacional.
A propósito de los centros locales y como quiera que la Divina Providencia nos trajo a San Felipe hace ya 11 años, es que vamos a referirnos a lo más importante y valioso que tiene el centro local Yaracuy: su talento humano, sin cuya vocación de servicio, sentido de pertenencia y compromiso no fuese posible la obtención de los objetivos, metas y logros de esa universidad en esta entidad federal.

Son ellos los profesionales: Elba Medina, Carlos Pérez, Eglimar Alvarado, Carmen Celis, Idamis Rubinetti, Ariela Colina, Yohan Goyo, Marisela González, Raisel Sánchez, Marian Serradas, Emimar Acosta, Carmen Díaz, Ada González, Miguel Torres, Yosmar Amaya, Gexsi Delfín, María Monasterio, Keilimar Parra, María Vizcaya, Víctor Pérez, Siomer Hidalgo, Erika Oropeza, Edward Guerrero, Francis Leal, Greicy Mejías, Katherine Sánchez, Frenyi Peralta y María Ana Rodríguez.

A todos ellos nuestro más sentido reconocimiento y gratitud por el bien común que, individual y colectivamente, le hacen a Yaracuy y, por ende, a Venezuela toda. ¡Muchas felicitaciones!

Leer también: Los puentes Eiffel en Venezuela

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