
Me formularon otra pregunta sobre la filosofía, a la cual respondí lo siguiente: “lo único que aprendí fue a plasmar las cosas mías, criollitas como el carato o como una chicha de maíz bien fría, sin mucho adorno”. En el vocablo, para eso, me faltaría un estudio superior para ponerme al día con la gramática y la hermosa filosofía.
Si hubiese podido estudiar, otro gallo cantaría; sin embargo, estoy presente haciéndole compañía a muchos profesionales en la página de Opinión de nuestro Yaracuy al Día. Gracias a esta tarea, que emprendí con alegría haciéndole el quite a dos hijos de la tierra mía, Salomón Escalona y Julián Martínez, gozaban de simpatía entre sus seguidores que sus escritos leerían.
Voy a cambiarles de tema en este bonito día, para hablar de algo importante, manteniendo mi porfía, basado en lo que me narró el esposo de mi tía, ella se llamaba Clara y él se llamaba Matías, hermano de Castorila Gámez, la señora madre de Arístides Bastidas, siempre en conversaciones repetía que Tartagal se fundó donde quedan dos puentes de la autopista, y por lo tanto el Dividivi es ese mismo Tartagal, y que Arístides Bastidas, Humberto Monserrat Díaz y Sonmer Garrido, somos hijos de un mismo terreno.
Los señores más antiguos del caserío, ahora pueblo de Tartagal, están, entre otros, Torcuato y su hermano Froilán Gómez, Gregorio Garrido, Gregorio González, Eustaquio Hernández, Simón Hernández y Candelario Vielman, quienes fueron testigos del porqué surgió ese traslado de ese sitio para más abajo, y ellos contaban que a unos ingleses les gustó la zona de llanura para fundar un sembradío e instalación de una planta para procesarlo y enviarlo en barco desde Puerto Cabello para otros países, a sus respectivas industrias donde producían el aceite de tártago.
El ánimo de esta Lorenzada no es polemizar con nadie sobre ese asunto, porque en resumidas cuentas todos somos sanpableños, ya que como capital del municipio Arístides Bastidas somos pelo del mismo chicharrón, y no lo recogí de ningún libro, fue tan solo una opinión narrada por unos señores que fueron de esa época, y yo como un loro real, les presté mucha atención.
No sé si es regionalismo el que me pone en esta acción defendiendo a mi pueblito, y grito a todo pulmón que dejaré de defenderlo cuando ya esté en el cajón, solo espero que mi hermano y amigo de nombre Joel Vargas no me caiga a pescozón, tremendo profesional, y tiene su propia opinión, y yo manejo la mía, si no la valida, le pido perdón.
Leer también:¿Qué es la música?