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martes, septiembre 23, 2025
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Luis Fuenmayor…Unidad por Venezuela

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El envenenamiento mental en un sector de la población venezolana es muy grande, muy peligroso para el futuro inmediato y mediato, de nuestra nación y, además, extremadamente desagradable y triste. Hemos llegado a un límite de irracionalidad e indolencia nunca visto en el país, que hace presagiar la aparición de negros nubarrones y una gran tormenta de la que nada bueno se puede esperar en ningún sentido, independientemente de quienes en lo interno puedan resultar favorecidos.

No hay un único responsable de esta situación, pero tampoco las responsabilidades son de la misma magnitud, ni en el origen ni en el desarrollo del proceso, aunque llegar a conclusiones mayoritariamente aceptadas es imposible en este momento, ya que las pasiones no lo permiten.

Tres embarcaciones, en principio venezolanas, han sido, supuestamente, hundidas en el Caribe por la marina de guerra estadounidense, afirmado por ellos mismos, con la prepotencia de quien se sabe muy poderoso sin importarle en absoluto haber violado todo el derecho internacional vigente, ni que su conducta haya sido rechazada y condenada por Naciones Unidas.

Se han comportado como los piratas del siglo XXI, están orgullosos de ello y se lo enrostran al resto del mundo en forma amenazante. Es el mismo molde de la conducta desplegada por la entidad sionista genocida que llaman Israel, contra el pueblo palestino desde hace casi 80 años, antes incluso de la creación de esa entidad terrorista.

Estos sucesos, en los que asesinaron extrajudicialmente a 14 venezolanos, sin fórmula de juicio ni demostración de delito ninguno, han debido producir una respuesta airada de las organizaciones nacionales y extranjeras de defensa de los DD HH que, sorpresivamente, han ignorado en forma cómplice estos delitos de lesa humanidad contra nuestros compatriotas y nuestra nación, actitud que contrasta con la que despliegan en oposición al Gobierno de Maduro.

La acusación de que las embarcaciones iban a Estados Unidos es ridícula, sus dimensiones no se lo permiten, lo que en todo caso demostrarían que por esta zona solo sale una proporción mínima de droga, tal y como lo afirman las agencias especializadas en esta materia.

Las declaraciones de Trump son de un cinismo y una ignorancia enorme. Confunde estimulantes como la cocaína con narcóticos, como la heroína y el fentanilo. Se empeña en mantener la historieta cómica, si no fuera tan cruel, del “Tren de Aragua”, que mantuvo a 250 venezolanos secuestrados por el bandido Bukele en El Salvador, luego de su deportación ilegal por Trump, apoyada “absolutamente” por María Corina Machado, algo que los venezolanos no olvidaremos. Ficción que ha sido la base de la estigmatización internacional de nuestro gentilicio: más grave habida.

Insiste Trump en que es Venezuela quien llena de drogas su territorio, exabrupto, canallesco e inmoral, que debería ser rechazado por todos, por irreal, calumnioso y ser la base para la agresión a nuestra patria.

La unidad necesaria para enfrentar exitosamente este gran peligro debe ser la mayor posible, pero necesariamente estará limitada por la conducta de la oposición cipaya, aliada de Trump y de los peores intereses mundiales, con el inaudito apoyo de luchadores izquierdistas de larga data, defensores algunos de los DD HH, que se han visto seriamente afectados psicológicamente por el odio que han acumulado contra el Gobierno de Maduro.

Esos sectores no son susceptibles de ser unidos. La lucha tendrá que ser sin ellos y, es más, tendrá que ser, lamentablemente, contra ellos, pues son los representantes de la intervención e injerencia militar extranjera en nuestra patria.

No se asusten, compañeros unitarios, ante esta descarnada opinión. Ya ellos nos amenazaron y nos condenaron a todos, sin fórmula de juicio, como la que le critican al Gobierno, pero que les gusta emplear y han empleado, cuando han creído estar vecinos al poder.

Pero hay otro sector difícil de convencer: el otro extremismo, el de los guerreristas del Gobierno, que piensan que todo se resuelve arreciando la represión. El que quiere seguir apresando inocentes por ser familiares de los involucrados en hechos conspirativos, el que sigue ignorando despectivamente el debido proceso judicial y el que cree que huir hacia adelante es una excelente táctica.

Leer también: Despliegue militar gringo

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