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lunes, julio 14, 2025
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Luis Fuenmayor Toro…Demostrar nuestro amor por Venezuela

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El extremismo opositor violento y sus fanáticos, cada vez que criticamos con vehemencia sus políticas contrarias a la soberanía nacional y al derecho que tenemos a la libre determinación en nuestros asuntos internos, sacan a relucir inmediatamente la “ayuda” cubana al movimiento guerrillero venezolano, como si ese supuesto hecho justificara cualquiera de sus acciones actuales.

Comparan la operación Gedeón con el ingreso de una fuerza guerrillera venezolana por las costas de Machurucuto, a comienzos de los años sesenta del siglo pasado. Otro absurdo que refieren es que Bolívar aceptó la ayuda de Inglaterra durante la lucha por la independencia de Venezuela.

Desde muy jóvenes aprendimos, que no se pueden comparar situaciones, hechos, conductas, personas, ni realidades, si las mismas no se encuentran en contextos muy similares o, por lo menos, bastante parecidos. Traer a colación hechos ocurridos durante la guerra de independencia, hace más de 200 años, en momentos en que ni siquiera existía Venezuela como república, pues era una Capitanía General de España, y todos éramos españoles, no parece muy científico, como para ser tomado en cuenta desde el punto de vista del análisis de las similitudes de los hechos.

Tampoco nos parece correcta la comparación que se hace con el otro hecho señalado, pues existen muchas diferencias cualitativas entre ellos, que los hacen incomparables. Así, el evento de Machurucuto ocurrió hace casi 60 años, en las postrimerías del enfrentamiento en armas habido en el país entre los partidos Comunista de Venezuela y Movimiento de Izquierda Revolucionaria, contra el modelo político aquí implantado después de la caída de Pérez Jiménez.

La operación Gedeón fue claramente una acción de mercenarios extranjeros contratados para tal fin, incluso a través de un contrato firmado y un pago determinado; la operación de Machurucuto no tuvo en absoluto este carácter. Estuvo integrada y dirigida por guerrilleros venezolanos, alzados en armas contra su gobierno por razones políticas, a quienes acompañaron algunos combatientes cubanos.

El supuesto o real apoyo del Gobierno cubano es incomparable al apoyo actual de EE UU a la oposición extremista violenta venezolana, pues el coloso norteño es inconmensurablemente más poderoso que Cuba en todos los órdenes, incluido por supuesto el militar.

Hablar de invasión en cualquiera de los dos casos me parece ridículo, pues la magnitud de las fuerzas incursoras no califica para esta denominación. Lo que sí se puede señalar es que la incursión de Machurucuto fue de venezolanos, quienes eran la mayoría de los integrantes del grupo, aparte de que los cuatro cubanos que acompañaban se regresaron en forma inmediata. La Gedeón, en cambio, fue una incursión de mercenarios extranjeros.

La sola presencia de extranjeros en un país, acompañando a sus nacionales en sus luchas político – militares, no significa necesariamente una injerencia, ni mucho menos invasión, por parte de los países de origen de estos combatientes. Tienen que coincidir otros elementos, como ocurre en el caso de EE UU contra el Gobierno de Maduro, donde existen: declaraciones agresivas, amenazas permanentes, hostigamiento diplomático, sanciones económicas y financieras, ayuda de todo tipo a actividades desestabilizadoras, incautación de activos, injerencia de sus organismos de inteligencia, espionaje, organización de incursiones armadas y la ejecución de actos terroristas.

Durante la guerra civil española, desatada por la insurgencia fascista de Franco contra la República, hubo combatientes voluntarios de más de 50 países al lado de los republicanos, entre ellos de Venezuela, pero destacando los mexicanos, los soviéticos y los franceses. Combatientes de Venezuela en otros países ha habido en México, durante la revolución, al lado de figuras como Pancho Villa y Emiliano Zapata; en Nicaragua, en apoyo a los sandinistas contra Somoza; en Cuba, al lado de Fidel Castro contra la dictadura de Batista. De hecho, Francisco de Miranda, el venezolano universal, luchó en la Revolución Francesa y en la estadounidense, cuando todavía no teníamos república.

La agresión armada contra un país, y más si se realiza sin provocación real ninguna y la efectúa una gran potencia, desata sentimientos de solidaridad en el mundo entero, que pueden llevar a algunos extranjeros a incorporarse en las luchas de ese país.

Sin duda ninguna, la presencia de Trump y sus acciones políticas significan un peligro para Venezuela y para la nación venezolana. Su defensa es una obligación moral y afectiva para quienes aquí nacimos y nos sentimos venezolanos. La Razón, pp A-3, 6-7-2025, Caracas.

Leer también: El sionismo y el adoctrinamiento social

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