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jueves, julio 31, 2025
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Luis Fuenmayor…Hay que avanzar rescatando lo perdido

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Sin lugar a dudas, el Gobierno se ha anotado varios triunfos últimamente, mientras que la oposición extremista sigue acumulando derrota tras derrota. Es claro que los triunfos del Gobierno de Maduro se han generado por la estulticia de quienes quieren confrontarlo sin tener cómo hacerlo, ni con qué realizarlo.

El escenario es muy claro para demostrar algo que muchos venimos diciendo desde hace tiempo: la oposición de la Coordinadora Democrática, lejos en el pasado, y de sus herederos anteriores y actuales, es responsable en buena parte de la permanencia del Gobierno de Maduro en el poder.

Han podido resistir la crisis económica que ellos mismos gestaron, con sus políticas absurdas e ideologizadas, porque han tenido enfrente a una oposición voluntarista, inmediatista y enloquecida.
¿Acaso no salieron airosos, pese a la salida de Chávez del poder, del golpe de Estado de 2002, por las acciones triunfalistas, enardecidas y extraviadas de los propios golpistas?, ¿No beneficiaron al chavismo con ese fracaso?, ¿Por qué les extraña entonces a algunos, que se afirme que la derrota electoral de hace un año fue responsabilidad de esos políticos delirantes e irresponsables?

Y si nos vamos más atrás: ¿No fueron ellos mismos los responsables del funesto y fracasado paro petrolero de 2002?, ¿No fueron culpables, luego, de haber entregado la Asamblea Nacional al chavismo, cuando se abstuvieron en las elecciones de 2005?, ¿Son estos hechos imaginarios o sucedieron en los primeros años de este siglo?

Ganaron las votaciones del 28 de julio del año pasado, y no lo digo por las actas tristemente famosas publicadas en Macedonia del Norte, sino por la conducta del CNE, al margen de la Constitución y de las leyes; por el espectáculo bochornoso dado por Amoroso en su primer boletín, quien parecía desorientado y estar actuando al servicio del extremismo opositor, y por la desastrosa demostración dada por el, supuestamente, mejor sistema electoral del mundo, al que, sin embargo, interfirieron desde afuera, según confesiones del propio Gobierno.

Pero no pudieron “cobrar” esa supuesta victoria, es decir, no les fue reconocida, que era la segunda etapa necesaria en todo proceso electoral, máxime con gobiernos autoritarios: se gana la votación, se elige el mandatario y se asume el poder.

Toca ahora rescatar todo lo perdido, que es muchísimo más que los cargos de gobierno en disputa, sean estos ejecutivos o deliberantes, pues las distintas derrotas políticas sufridas por la oposición en general, a lo largo de más de 25 años, han instalado en el poder a una cúpula política ya acostumbrada a mandar.

Cúpula que, en cambio, sí sabe cómo manejar la propaganda, como enfrentar conspiraciones, golpes, incursiones armadas, acciones terroristas, acoso diplomático y sanciones económicas extranjeras. Y que controla hoy todas las instituciones y se prepara para constitucionalizar lo construido.

El camino es largo, difícil y doloroso, más para un pueblo que ya había hecho suyas una serie de conquistas socioeconómicas, políticas, laborales y ciudadanas, durante casi dos siglos de luchas, muchas de ellas de enfrentamientos cruentos de largas dictaduras.

Hemos claramente desandado largos trechos que resultaron difíciles de superar, lo que significa que perdimos muchas reivindicaciones que llegamos a disfrutar por décadas. Habrá que reconquistarlas: salarios justos, prestaciones sociales, jornada de ocho horas, autonomía clasista, educación gratuita y obligatoria de calidad, atención de salud de alto nivel sin pago directo, pensiones suficientes, voto directo, universal y secreto; proporcionalidad electoral, libertad de asociación y de manifestación y libertad de opinión.

No. No estoy tomándole el pelo a nadie. Hoy la mortalidad materna, la infantil, la neonatal, la de menores de cinco años, son mayores que las cifras de 1999. Lo mismo ocurre con la desnutrición infanto juvenil, las endemias y epidemias que habían sido controladas y las enfermedades prevenibles. Mejorar la cobertura de vacunaciones. Volver a tener el número de técnicos, profesionales, especialistas e investigadores, que tuvimos en todas las disciplinas y que han emigrado o están dedicados a sobrevivir.

Habrá que luchar por tener una PDVSA exitosa, una CVG productiva, una generación eléctrica que cubra toda Venezuela incluyendo los centros de producción. Agua potable, para todos los hogares y un sistema ferroviario como el que nunca se terminó.

Leer también: Verdades amargas

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