Para llegar a estar al lado de un auténtico líder político partidista, pues deja’os y aleja’os de ese hombre o mujer que finge liderato, cuyo aliento apenas le llega a la punta de la nariz. Ellos y ellas no muestran ejemplos de buena aptitud; mucho menos de acción de actitud solidaria para con sus semejantes. Simplemente buscan brillar por sus intereses personales.
Buscad al líder político partidista, que no solo persuada a sus masas con su elocuente verbo en sus análisis de racionalidad convincente; además, que dé muestra de ser fiel cumplidor de sus palabras empeñadas a través de sus análisis políticos, sociales y económicos. Súmeles temas abordados de moral, ética y de fuerza militar.
En boca de un líder, prejuzgar y condenar a un (unos) compañero (s) de la misma organización política partidista, dado al no apoyo a sus aspiraciones de inmediato futuro en el partido, es cruel y craso error de ese dirigente con querencia a ser líder. Apartaos de él.
No presentar evidencias de honestidad de sus valores materiales obtenidos en poco tiempo en su condición de autoridad máxima partidista es clara y fiel confesión a vox populi de que sus andanzas políticas estratégicas reúnen números no contables para una auténtica auditoría de sus finanzas de él y de los de él. ¡Déjalo que siga su errático camino!
Jamás se debe desviar la mirada de los pasos andantes de un líder que admiramos; no obstante, debemos ubicarlo en el concepto del líder estadista, no del estatista. El estadista es el líder con visión y habilidad para dirigir los asuntos delicados del Estado; acciones que den buenos frutos en el futuro inmediato y a largo plazo al pueblo en sus nuevas generaciones.
Mientras que el estatista se refiere a un líder partidario del estatismo. Un sistema de partido político autócrata y de creencia del futuro de un gobierno con fuerte intervención estatal; aunque de cierta manera participe en el pensamiento de la inversión económica del capitalismo de empleos productivos. ¡Huid de él!
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