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domingo, septiembre 14, 2025
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Enroque al Día…El errante de 64 escaques

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El errante de 64 escaques, peregrino y perseguidor de sueños, después de dar un paseo por el Museo del Prado, decidió evadir el metro y dar una caminata por la larga avenida, a medio camino encontró el busto del poeta Antonio Machado, al que con el ceño fruncido le dijo: «caminante no hay camino, se hace camino al andar, caminante son tus huellas el camino y nada más”.

Sonrió y siguió su recorrido hasta llegar al final de la Plaza Colón, para encontrarse perdido con la hermosa escultura de la » Mujer con Espejo», una de las musas de Botero, allí se detuvo largo rato para dejarse extraviar en su belleza.

Miró la hora en su reloj y notó que debía darse prisa para llegar a tiempo al torneo de ajedrez de aquella tarde en el Club Deportivo La Didáctica, club que fue fundado en 1927, y por donde habían pasado a jugar grandes ajedrecistas del mundo.

Preocupado al saberse perdido, buscó ayuda a quien pudiera oriéntarle la ruta que debía tomar, de pronto ve venir a una joven vestida de negro, lucia un sobretodo y botas de cuero a la altura de sus rodillas, su piel era de plata, cabellos lisos largos y ojos achinados, tenía una elegancia en el andar como la dama que en tablero se desplaza.

“Joven, disculpe, podría orientarme cómo puedo llegar al Club Deportivo La Didáctica?”. La joven con una sonrisa le respondió: “no está muy lejos, y yo voy por esa dirección, puede acompañarme si desea. ¿No eres de aquí, de dónde eres?

“Soy de Venezuela, vine a pasar unos días en Madrid y aprovechar de jugar un torneo de ajedrez, y tu ¿de dónde eres? “. “De Filipinas, pero vivo acá en Madrid desde hace un par de años, y mi nombre es Hiraya”. “Un placer, yo soy Chinolo”. Así fueron conversando y conociéndose hasta llegar al club.

El errante ajedrecista agradeció a la joven su compañía: “hoy fui rescatado por la hermosa peregrina de las 64 casillas”. Ella soltó una risa y dijo: «Además de ajedrecista, poeta, qué ocurrente, fue un placer”. Se despidieron, ella continuó su camino y él entró a la sala de juego.
En las dos primeras partidas gana con facilidad, después de rondas en pasillo oye el murmullo de los jugadores: «cuídate del venezolano que juega muy táctico».

En la tercera partida 1e4 d5 Chinolo otra vez de negras plantea la defensa de la dama peregrina, como todo poeta juguetea con el coquetear de la dama sobre el tablero. La quinta partida fue contra una defensa siciliana muy bien planteada por un jugador belga en un final de torres, la partida finalizó en tablas. Después de siete rondas, Chinolo y el jugador belga comparten el primer lugar y premio en efectivo dividido.

El torneo llegó a su fin entre aplausos y relojes detenidos. Chinolo, satisfecho con el empate en la cima, recogió su premio y guardó en el bolsillo el sobre que pesaba menos que la emoción que sentía. Salió del club con la brisa nocturna de Madrid, golpeándole suavemente el rostro, aun con las imágenes de las partidas danzando en su memoria. Dic 08/ 2012.

Leer también: Jugar con la mente

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