
*Confusión: En cuanto a diplomacia se refiere, no entiendo mucho la postura de los Estados Unidos frente al Gobierno de Maduro. Por una parte, tienen un emisario especial que parece tener muy buena comunicación con el Gobierno venezolano, pero a veces suelta Marco Rubio, o el presidente Donald Trump, una perla como la vinculada con extremar acciones contra el mismo Gobierno al que le acaba de extender una licencia para Chevron. A fin de cuentas, Estados Unidos es la cuna del pragmatismo político, y mientras tenga intereses en Venezuela, que los tiene, entonces el asunto tiende a fluir, más allá de la diplomacia de micrófono. ¿Veremos en el corto y mediano plazo una postura diferente en Trump? No lo sabemos y eso es lo complicado. Hoy, Trump ha podido enderezar sus propios entuertos y parece dominar la mayor parte del tablero geopolítico. Difícil cualquier predicción.
*El cambio: Seguro estoy que todo el país desea un cambio. Lo quiere desde hace varios años de yerros y de promesas vacías. También estoy seguro que estos cambios no están limitados a lo político sino al contrario, lo político sería una consecuencia de la mayor demanda, la cual es una mejor economía y, por tanto, una mejor calidad de vida. Como país tenemos todo lo necesario para superar los escollos, por ello me niego a creer que sea por ideologías vencidas y fallidas que tales cambios no se den. Como he dicho en otras oportunidades, Rusia, China o Irán (más allá del extremismo religioso), han ajustado sus ideologías a las realidades económicas que les han permitido consolidarse económicamente, cosa que muy bien pudiera ocurrir en Venezuela, pero persiste el empeño de lo equivocado. No podemos seguir siendo el socio que menos aporta.
*¿Cuál es la estrategia?: La oposición venezolana volvió a apostar por la abstención y, como liberal, creo que el votar o no, es un derecho, luego cada quien con su postura. Lo que me resulta curioso es que la oposición formal apueste por una fórmula que está comprobada en sus fallas, que es antipolítica, que niega el principio del papel activo en las decisiones sociales. Una cosa es que el ciudadano decida votar o no, o decida votar por tales o cuales opciones, pero cuando una tendencia en particular sostiene como estrategia la negación, le cercena el derecho natural del elector a elegir, mucho más allá de la transparencia que todo régimen democrático implica y que la ciudadanía exige. Creo que las negociaciones políticas pueden llevarse a la par de estrategias más efectivas que la abstención.
*Resultados del 27J: Hubo una participación baja en este proceso, pero dentro de los rangos tradicionales e históricos de las municipales. En todo el estado Yaracuy no entró un concejal de otra tendencia que no fuera el PSUV, y esto subraya el inciso anterior, ya que, en Cojedes, las alcaldías quedaron en manos de la oposición o en otros municipios del país, también el oficialismo fue vencido. En el eje metropolitano del estado, los alcaldes Rogger Daza y Pedro Bolaño fueron reelectos en San Felipe y Cocorote, respectivamente, así como José Mujica, pero el hermano, en Independencia. Por cierto, en San Felipe se rompió el celofán y tenemos al primer alcalde oficialista que logra la reelección, además de haber incrementado su votación con relación al primer período. Sin duda, demanda un compromiso enorme con el electorado. Hay mucho por hacer, además de que los concejales deberían ser más activos en cuanto a la realidad de cada municipio.
*Venezolario: Una app en Android y IOs causa furor, -y algo de molestia-, entre venezolanos. El juego que trata sobre las distintas acepciones de palabras en el argot venezolano se ha convertido en una aplicación con más de un millón de descargas y refresca la realidad de una manera educativa y muy especial. No falta el resentido que, en su ignorancia, recurre a la descalificación de la propuesta. El lunes lo analizamos en Trago Amargo.
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