*Ficciones políticas: De acuerdo con la exposición de Pedro Sánchez, presidente de España y entusiasta defensor del globalismo, la nueva bandera de los activistas de teclado en Europa y América vendrá por el cambio climático. Este invento de los globalistas para fomentar burocratismo, desviación de recursos y corrupción, parece un canto de sirena que embriaga a los más ilusos contestatarios, quienes creen en toda entelequia que simbolice una lucha ligera, ineficaz y, sobre todo, de mucha capacidad de invención. Fue en su momento el deshielo, la destrucción de la capa de ozono, el efecto invernadero o el calentamiento global, –ya en desuso por razones obvias–, para convertirse ahora en esta fábula que no se sostiene en la realidad ni por semántica, ya que decir cambio climático es como hablar de calor solar o hielo congelado: el clima cambia, por supuesto, y si no fuese cambiante la vida se habría extinguido en la Tierra. Parece que dañar cuadros con pintura mejora el clima.
*Gustavo Petro: Dice el refrán: “el muchacho llorón y la mamá que lo pellizca”. Se puede calificar como grosera la actitud de Donald Trump contra diversos presidentes de otras naciones, pero cuando se trata de Petro, presidente de Colombia, sin dudas viene un show hilarante y difícil. Gustavo Petro se paró en una calle de Nueva York a incitar a la sedición a los soldados de ese país, pero para algunos izquierdistas eso fue una actitud heroica. Vaya uno a saber si se puede hacer en China, en Cuba o en Rusia. Ahora que Trump arremete contra él, responde por su parte con una interminable letanía que parece una mezcla de la narrativa de Quiroga con el Popol Vuh, pero en versos asonantes. Yo supongo que Petro se entiende a sí mismo, aunque para los demás sea imposible, algo así como esos aspirantes a artistas que, sin talento, terminan diciendo que los demás no saben interpretar su arte.
*Santos venezolanos: Que se pretenda capitalizar políticamente la canonización de un santo dice mucho de los aspirantes. Sin embargo, la acometida simboliza un completo divorcio no solo con la realidad, sino con las dimensiones que implica la santidad. Es importante entender que uno de los primeros elementos que envuelve el precepto de los santos es el de la humildad, siendo que ningún santo ha aspirado a serlo, o, dicho de otro modo, llegaron a serlo no porque se lo propusieron, sino porque la valoración de su vida ha generado esa conclusión. Bien lo vemos en aquella referencia en la Biblia en donde Jesús le dice al rico que para seguirlo debe dejar todo atrás, refiriéndose así no solo a todo lo material, sino a los obstáculos que hacen que el espíritu se ponga al servicio de reconocimientos y no de resultados humildes. La santidad como forma de vida no sostiene que lo material es incompatible con la entrega al prójimo, sino que no debe ser el eje central de cualquier vida.
*Economía en rojo: No se puede sostener que se logran metas en el crecimiento del PIB cuando tenemos una población que sufre los terribles embates de la ausencia de una política financiera coherente. Cuando una tubería de agua se rompe, se pierde una incalculable cantidad de líquido, y la tendencia es que la pérdida será en un momento mayor que la cantidad de líquido esperada. La imposibilidad de mantenerse se siente en la calle todos los días, y muchos prefieren culpar al comerciante de los aumentos de precios y de la enorme descomposición del bolívar. Debemos entender que eso de que producimos el 90 % de lo que consumimos es debatible, ya que si bien la producción agraria o pecuaria pueden mantenerse en ese margen, llevar el producto a la mesa del venezolano requiere de maquinaria, procesamiento, empaque y transporte que demandan divisas para operar, entendiendo que, si la exportación de productos venezolanos fuese a gran escala, eso redundaría en una cantidad muy importante de divisas entrantes en circulación. Hacia eso deberían ser los esfuerzos.
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