
Este viernes la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró un estado de hambruna en Gaza, todo esto después de que sus expertos advirtieran que 500.000 personas se encuentran en una situación «catastrófica», cuando Israel amenaza con destruir la mayor ciudad del territorio palestino.
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Tras meses de alertas sobre una hambruna en el territorio devastado por la guerra, la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC), organismo de la ONU con sede en Roma, confirmó que la gobernación de Gaza atraviesa actualmente una hambruna y se espera que se extienda a las zonas de Deir al Balah y Jan Yunis de aquí a finales de septiembre.
La gobernación de Gaza representa aproximadamente el 20% del territorio palestino. Si se le suma Jan Yunis (29,5%) y Deir al Balah (16%), se llega al 65,5%, lo que equivale a dos tercios de la Franja de Gaza, con 365 km2, donde viven hacinados más de dos millones de palestinos.
Según los expertos de la ONU, más de medio millón de personas en Gaza se enfrentan a condiciones «catastróficas», el nivel más alto de penuria alimentaria en la IPC, caracterizado por la hambruna y la muerte.
Esta hambruna «podría haberse evitado» sin «la obstrucción sistemática de Israel», acusó el director de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, Tom Fletcher, en Ginebra.
Hamas pidió «una acción inmediata de la ONU» para detener la guerra y «la apertura sin restricciones de los pasos fronterizos» con vistas a «la entrada urgente y continua de alimentos, medicamentos, agua y combustible».
Esta declaratoria ya tuvo la primera respuesta oficial, pues el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el anuncio de «mentira descarada». «Israel no tiene una política de hambruna. Israel tiene una política de prevención de la hambruna», aseguró el dirigente, citado por su oficina.