
El calor extremo en Japón ha alcanzado niveles históricos este verano, con temperaturas que han superado los 40 grados centígrados en varias regiones, marcando un máximo sin precedentes. Este fenómeno climático ha desencadenado una crisis que ha dejado al menos 62 personas fallecidas, según reportes recientes, y ha puesto en alerta a las autoridades y a la población.
Las olas de calor, intensificadas por el cambio climático, han generado un impacto devastador en la vida cotidiana, la salud pública y la infraestructura del país, obligando a los japoneses a adaptarse a condiciones extremas.
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Las altas temperaturas han afectado principalmente a las zonas urbanas, donde el asfalto y la falta de áreas verdes agravan la sensación térmica. Ciudades como Tokio, Osaka y Kioto han registrado temperaturas récord, con termómetros que han superado los 40 grados centígrados durante varios días consecutivos.
Este calor extremo ha llevado a un aumento significativo en los casos de golpe de calor, especialmente entre los ancianos y las personas con condiciones de salud preexistentes. Los hospitales han reportado una saturación en las salas de emergencia, mientras que las autoridades han emitido alertas para que la población evite actividades al aire libre y se mantenga hidratada.
El impacto del calor extremo no se limita a la salud. En el sector agrícola, los cultivos han sufrido pérdidas considerables debido a la falta de lluvias y las temperaturas abrasadoras. Los agricultores han reportado daños en productos como el arroz y las hortalizas, lo que podría incrementar los precios de los alimentos en los próximos meses.
Además, el consumo de energía ha alcanzado niveles récord, ya que los aires acondicionados trabajan a máxima capacidad para contrarrestar el calor. Esto ha generado preocupación por posibles apagones, especialmente en regiones donde la infraestructura eléctrica es vulnerable.