
Hace exactamente dos años, al término de la festividad judía de Sucot, milicianos de Hamás, organización considerada terrorista por la UE, Estados Unidos y otros países, lanzaron un ataque sorpresa en territorio israelí. Fue el día más mortífero en la historia del país.
Combatientes palestinos traspasaron la frontera entre Gaza e Israel, asaltaron comunidades del sur y lanzaron disparos, granadas y cohetes contra un festival de música en el desierto. El ataque causó la muerte de 1.219 personas, en su mayoría civiles, según cifras oficiales israelíes.
Hamás llevó a 251 rehenes a Gaza, de los cuales 47 siguen cautivos, incluidos 25 que, según el Ejército israelí, han fallecido.
Conversaciones indirectas en Egipto
Varios actos en Israel recuerdan el segundo aniversario de la masacre. A las 6:29, hora local en la que se produjo el ataque de Hamás, familiares de los fallecidos en el festival Nova guardaron un minuto de silencio en el lugar por las más de 370 personas que fallecieron allí.
Otra ceremonia especial está prevista en la noche en la plaza de los Rehenes de Tel Aviv, donde cada semana se organizan manifestaciones para pedir la liberación de los cautivos. Ayer, muchos israelíes acudieron al lugar donde se realizó el festival musical. El 16 de octubre está prevista una conmemoración organizada por el Estado.
La semana pasada, el presidente de EE UU Donald Trump dio a conocer un plan de paz con 20 puntos, que incluye un alto el fuego inmediato una vez que Hamás libere a todos los rehenes, el desarme del grupo y una retirada gradual de Israel de Gaza.
Las conversaciones indirectas comenzaron ayer en la ciudad turística egipcia de Sharm el Sheij, bajo estrictas medidas de seguridad.