
Después de la caída de Jerusalén, en el año 586 a.C, varios hombres jóvenes judíos en Babilonia fueron sacados de sus hogares y llevados a otras tierras para servir al rey. De estos jóvenes destacaron Daniel, Hananías, Misael y Azarías a quienes el rey Nabucodonosor los consideraba inteligentes y consultables en todo asunto de sabiduría, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.
Bajo instrucciones del rey fueron nombrados en posiciones de autoridad en toda la Babilonia. “Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Y Daniel solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadra, Mesac y Abed. Nego y Daniel estaban en la corte del rey” Daniel 2:48-49.
Sus nombres les fueron cambiados a Daniel cuyo nombre significa Dios, es mi juez le llamaron Beltasar, que significa Bel es mi juez. Bel es el nombre de uno de los dioses babilónicos.
Hananías significa, Dios es misericordioso. Su nombre fue cambiado a Sadrac, que significa Iluminado por el dios sol. El nombre de Misael significa, ¿Quién es como Dios? Su nombre fue cambiado a Mesac, que significa, ¿Quién es como Venus?
El nombre de Azarías significa: “El Señor es mi ayudador”. Su nombre fue cambiado a Abednego, que significa, El adorador de Nego. Nego, o Nebo, era el dios babilónico de la sabiduría.
Desafiantes ellos. No adoptaron la dieta de los babilonios para que su corazón no se contaminase al comer alimentos prohibidos por la ley de Dios. Se negaron a adorar a la estatua de oro que él había erigido, señalaban que su fe en Dios les prohibía rendir culto a cualquier deidad que no fuera él.
Tres cargos les fueron presentados: No prestaron atención al rey y sus mandatos, no sirvieron a los dioses del rey, y se negaron a adorar la estatua de oro que el propio rey había erigido. La penalidad por sus acciones fue que sean arrojados a un horno de fuego.
“…Ellos cayeron atados dentro del horno de fuego ardiente” Daniel 3:23 y Dios los liberó. Y el versículo 25 dice que el rey Nabucodonosor miró “…cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño.
Consejo de la abuela: hijo, cuando estés en situación de fuego, invoca a Dios y echa sal en bruto bendecida en las cuatro esquinas del fuego y di estas palabras ¡Azariel! Cakariel! ¡Mesca! con los brazos extendidos al frente. Estos tres nombres son corrupciones de los de los tres hebreos en el horno: Sadrac, Mesac y Abednego, a quienes se invoca regularmente durante las conflagraciones. Amén.
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