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martes, abril 29, 2025
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William López…. Flores en la Casa Blanca

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El jardín, es el lugar destinado por los humanos para sembrar plantas de distintas especies, generalmente  destinadas al ornato y/o conservación. Es normal su existencia en hogares, edificios públicos o privados, parques y en lugares de uso público. Hombres de distintas posiciones en la sociedad son amantes del cultivo de jardines y convierten estos sitios en hermosos lugares.

El canciller alemán Konrad Adenauer era feliz cultivando el jardín de su casa en aquella Alemania humillada al perder la guerra y que él, hombre de visión y progreso, contribuyó a recuperar y sacar de los escombros en que la dejó la inhumana ola de violencia.

Se cuenta que en plena postguerra, Adenauer visitó la capital del poderoso Estados Unidos para reunirse con el presidente Franklin Delano Roosevelt en el cuadrante noroeste de la 1.600 Avenida Pennsylvania en Washington D. C., residencia oficial de los presidentes de los Estados Unidos, es decir, la Casa Blanca, inmueble de 21 metros de altura y 4 pisos, cuya construcción se inició un 13 de octubre de 1792.

Ambos jefes de Estado celebraron maratónicas e importantes reuniones de interés para sus naciones. Una mañana, muy temprano, se presentó el canciller alemán en aquel inmueble de 5,119 metros cuadrados de superficie, es decir, en la Residencia Presidencial Norteamericana. Al ser recibido por altos funcionarios, estos se ven en la necesidad de hacerle saber que en la Agenda Presidencial de ese día, la reunión entre ambos jefes de Estado estaba pactada para las nueve de esa mañana.

El canciller no se sorprende con esta observación, y con gran cortesía manifiesta a quienes les reciben que su llegada temprana no es para reunirse con el presidente Roosevelt. Advierte que vino a esa hora para reunirse con la primera dama, es decir, la señora Eleanor Roosevelt.

A los pocos momentos hace acto de presencia la señora Roosevelt, y da la bienvenida al alto dignatario alemán y se dirigen a los jardines de la Casa Blanca. Observan el terreno y se dice que el canciller alemán sugirió a la distinguida dama agregar más plantas a los  cultivos de rosas  existentes  en esos jardines, y a esta le pareció una buena y hermosa idea.

Llegadas las nueve de la mañana, el jefe de Estado norteamericano y el jefe de Estado alemán, iniciaron la reunión prevista para esa hora y día. Se presume que  allí trataron asuntos inherentes a ambas naciones.

Transcurrido cierto tiempo, arribó a territorio norteamericano una aeronave alemana trayendo en su interior flores alemanas ofrecidas por el estadista alemán a la primera dama norteamericana para ser sembradas en los jardines de la Casa Blanca.

Todo ello se cumplió y esas flores alemanas, gentilmente obsequiadas a la señora Roosevelt por el jardinero canciller alemán, contribuyeron a la belleza de los jardines de la Residencia Presidencial, sobre todo a los alrededores de la llamada Oficina Oval, desde donde se han tomado tantas decisiones importantes.

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