
La agenda de Roberto Enríquez ahora tiene más compromisos. Desde el 16 de marzo es el nuevo Secretario Ejecutivo de la Plataforma Unitaria opositora, en sustitución de Omar Barboza quien renunció a esa posición tres días antes con una carta donde afirmaba que «no es factible políticamente que mi presencia en la Secretaría Ejecutiva sea útil para poder lograr un acuerdo que nos mantenga unidos en esta coyuntura tan compleja», y que su labor se había convertido en meros «temas administrativos intrascendentes», reseña Tal Cual.
Enríquez, presidente de Copei-ODCA (el partido socialcristiano sin tarjeta electoral) asume la silla que ocupaba el zuliano, viéndose a sí mismo más como un director de debates. Enríquez afirma que su designación es «transitoria» hasta que se consiga a un sustituto, algo que espera ocurra en unos tres meses. «Si bien no hemos acotado el tiempo, yo creo que mientras más breve sea mejor. Conseguir una persona que reúna las características de independencia, de tolerancia al riesgo que esto implica, no es fácil. La vamos a buscar, pero en su defecto dentro del misma plataforma podemos encontrar otra opción». Por ahora, y mientras Enríquez toma este rol, la representación de Copei-ODCA la tendrá Robert García.
Su primera tarea, no obstante, ha sido lidiar con el retrato de la Plataforma que dejó Barboza, «un tipo extraordinario que ha sido uno de los grandes arquitectos de este proceso de unificar a las fuerzas democráticas (de cara al 28J)», como lo describe. Pero pareciera no acompañar su diagnóstico. De hecho, el copeyano cree que la Plataforma Unitaria «justamente fue construida para procesar diferencias y contradicciones».
Afirma Roberto Enríquez que eso se ha logrado en esa instancia opositora «como lo demuestra el documento del 19 de febrero en donde prácticamente hay una hoja de ruta que Omar ayudó a construir. Pero uno tiene que respetar a veces y valorar la situación personal de cada quien. Recuerda que él la además es militante de un partido político».
En ese comunicado, la Plataforma habla de reconstruir la ruta electoral y llama a iniciar un nuevo proceso de negociación política «formal y transparente». Se trata de la ruta que propone la coalición que, a decir de Enríquez, «tiene dos columnas vertebrales». La primera es luchar por condiciones electorales: ¿Cómo puedes ir a unas elecciones cuando tus candidatos, la mayoría, están presos, está en el exilio o está escondida?
La otra lucha es «de largo aliento», dice Enríquez, la de construir «un gran acuerdo nacional que garantice la democracia, el acatamiento a la voluntad de la mayoría, el respeto a las minorías, la reconstrucción del tejido institucional y la convivencia en Venezuela. Para eso tenemos dos instrumentos muy poderosos a los que el gobierno, a mi manera de ver, les ha ido sacando el cuerpo: el Acuerdo de Barbados en materia electoral y el Memorando de entendimiento de Ciudad de México, que suscribió Nicolás Maduro a través de su delegación que encabezaba Jorge Rodríguez».
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-El anuncio de querer participar en elecciones regionales ha traído que AD «autoexcluya» a militantes, que Andrés Velásquez diga que UNT y MPV se «autoexcluyeron» también, que Primero Justicia se pelee consigo misma, que Juan Pablo Guanipa diga que esos dos partidos tampoco deberían seguir en la Plataforma. ¿Existe el peligro de que la coalición termine convertida en un diálogo de sordos?
-¿Habría algún problema si Un Nuevo Tiempo y MPV van a las elecciones, pero la Plataforma con su tarjeta propia no acude?
-Nosotros quisiéramos que todos hicieran músculo en acompañar la ruta de la Plataforma que es exigir condiciones fundamentales. Hoy la Plataforma no tiene manera de participar en un proceso electoral porque nos tienen prácticamente cerrados todos los espacios y las posibilidades para ello. La decisión de la Plataforma de luchar por condiciones fue absolutamente mayoritaria, exigiendo que se acabe la represión, que cese el clima de miedo, que liberen a los presos, que nuestros candidatos puedan ser candidatos, que los testigos no tengan miedo de ser testigos, que la tarjeta esté a nuestra disposición. De nada sirve creer que eventos electorales parciales van a resolver el problema de fondo de Venezuela, que es ese quiebre profundo a partir del 28 de julio.
-¿Pero esa diferencia para las elecciones regionales significaría un quiebre?
-La fuerza de la Plataforma no es la suma de los partidos sino lo que simboliza en el imaginario popular la Unidad. La gran demanda que los venezolanos le hacen a la clase política es unidad y la Plataforma justamente es el símbolo de eso. Eso es un tema que no hemos debatido a fondo, pero yo creo que quien se pone al margen del instrumento que los venezolanos se han dado para simbolizar la unidad, que es la Plataforma, comete un gran error y el país dará su veredicto. Pero la Plataforma no es un tribunal.
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