Este año que termina, pasará a la historia como uno de los más controversiales en materia política nacional e internacional. En el caso de Venezuela tenemos a María Corina Machado, que contra viento y marea llevó a cabo una primaria que ganó contundentemente, desplazando a los líderes políticos tradicionales, esos líderes que estos 25 años de revolución, a pesar de no estar en cargos de elección popular, han vivido y disfrutado de jugosos contratos con el Gobierno, esos dirigentes que se atornillan en los cargos directivos de los partidos políticos y no le dan chance a las nuevas generaciones. Esto, ha traído como consecuencia esa serie de errores que han provocado consolidar más en el poder al presidente Nicolás Maduro.
Bueno, María Corina los derrotó a todos convirtiéndose en la líder y candidata presidencial de un sector de la oposición con la tarjeta de la manito MUD, luego empezaron los obstáculos comenzando por su inhabilitación entre otras seguidillas de obstáculos, esto no impidió que su liderazgo fuera transferido a Corina Yori, quien también corrió con la misma suerte de ser inhabilitada.
Mientras esto ocurría, colocaron al Dr. Edmundo González Urrutia a cuidar la tarjeta como “tapa”, pero se enroscó, quedó como candidato presidencial, recorrió el país de la mano de María Corina y se convirtió en presidente de Venezuela, según las actas que han mostrado en varios países y organismos internacionales, aunque el presidente Nicolás Maduro dice haber ganado las elecciones certificado por el CNE y el TSJ, pero sin haber mostrado las actas que certifiquen su triunfo.
El hecho es que María Corina Machado se convirtió en la piedra en el zapato de la cúpula gubernamental, ha provocado un verbo grosero, ofensivo y degradante contra ella. Ojalá y que todo esto llegue a feliz término, que se resuelva este conflicto inmediato, único en nuestra historia contemporánea.
En el caso del presidente electo de los EE UU Donald Trump, también superó vários obstáculos para llegar a la jefatura de Estado nuevamente, en primer lugar lo acusaron de 35 delitos, fue sentado en el banquillo de los acusados durante el proceso de su elección como candidato presidencial por el partido Republicano, donde compitió con otros candidatos, entre ellos el gobernador de Florida Ron Desantis, quien posteriormente renunció a su aspiración para darle paso a Donald Trump.
Desde ese momento comenzó el calvario para el candidato republicano, ataques de la prensa de izquierda dándolo de segundo o empatado en las encuestas cuando en realidad iba escapado, también lo acusan de dos intentos de homicidio, el asalto al Capitolio, sustracción de documentos confidenciales de la Casa Blanca entre otros, y aún así se le respetaron sus derechos civiles y político (no fue inhabilitado).
El hecho es que salió airoso de todos esos ataques y zancadillas que superó contra viento y marea, y se convirtió en el primer candidato presidencial de los EE UU ganando los 312 delegados y superando los 270 que necesitaba, arrasando con las dos cámaras, o sea, que tiene poder absoluto.
El triunfo de Donald Trump ha puesto en alerta a los gobiernos de Europa, Medio Oriente y América del Sur. Como digo esto, también digo el lado malo que pueda ocurrir cuando culmine su mandato, no se vaya a repetir la historia de lo que ocurrió con el Capitolio, cuando no evitó que sus seguidores lo tomaran por asalto, ya que según las leyes no puede ir a la reelección.
Solo me resta desearle suerte y que Dios lo acompañe y que se cumpla su palabra de acabar con las guerras de Ucrania, Rusia, Israel y Palestina. Ya basta de tantas muertes inocentes por culpa de esa enfermedad llamada “poder”. Hasta otro Con Hidalguía.
