Cuando lees, se nota, y cuando no, también
Bill Gates, el genial creador del Microsoft del cual todos disfrutamos hoy, no cesa en su afán de alentar y promover el hábito de la lectura. Siendo un lector empedernido y consecuente con sus ideales y principios, sorprende al mundo por esa norma que se ha impuesto de dedicar largas horas a sus lecturas preferidas. Ha dejado entrever en sus frecuentes comentarios a través de las redes sociales, que la lectura le ha enriquecido más que los millones, producto de sus inventos. Ver palabras extrañas, palabras plenas de cautivante contenido esculpidas en papel, exalta y fortalece el alma y el espíritu.
Ayer, en un periódico peso pesado por su volumen y enriquecido contenido, lectores ávidos de saber esperábamos emocionados y expectantes la aparición de la edición dominical cada semana. Allí, encartado, venía un libro coleccionable de autores diversos de ayer y de hoy, de reconocida prestancia literaria, de autores considerados best sellers (el más vendido), por la magia arrolladora y cautivante de su contenido, que colmaba nuestras más caras aspiraciones. En esa época, cientos de yaracuyanos pudieron incorporar en sus bibliotecas, o crear una minibiblioteca con cada uno de esos ejemplares.
Eran colecciones bien confeccionadas y de cómoda y fácil adquisición, con pastas y diagramas atrayentes, surgidos como una muestra de sentido reconocimiento a sus fieles lectores y una forma de impulsar y promover la lectura del libro escrito y con ello, la cultura. Los tiempos cambiantes e implacables se llevaron algunos de estos diarios, y los que aún subsisten bajaron el tiraje, sus suscriptores y anunciantes. Sus lectores cayeron conforme bajó la economía y, los amantes del libro y las buenas lecturas al replegarse, claman por regresar junto con él.
Hay quienes desean tener la singular habilidad de leer y de tener libros en qué sumergirse, y otros que teniendo un bosque digital y físico de libros, lo desprecian. ¡Qué paradoja ¡. Leer 30 minutos a la semana provoca cambios notorios, al disminuir el decaimiento mental, detener el deterioro cognitivo, disminuir los niveles de estrés en un 68%, disminuir la T/A, el ritmo cardiaco y la ansiedad. Muchos acuciosos lectores coinciden con los comentarios del filantrópico hombre del Microsoft al afirmar que la lectura tiene el privilegio de transportarnos a mundos y momentos fascinantes, difíciles de recrear en otros escenarios, de tal modo que al hojear un libro nuestra mente reproduce cada fragmento, cada oración, al recapitular, al recordar algún episodio , al subrayar fechas, palabras y diálogos, lo sentimos y en algunos casos nos identificamos con ellos, y esto tiene la particularidad de estar reservado a los amantes lectores.
Los amantes del libro escrito, no cesaremos en nuestro propósito de sumar adeptos a nuestra causa, la de la lectura. Queremos ver familias, donde los hijos sigan el ejemplo de sus padres lectores. Queremos que los hijos abracen los libros con expresivo amor. Queremos que la gente al regalar, regale libros, y que esto se constituya en el regalo más preciado, para así, librarnos de la ignorancia y la incultura que esclaviza al hombre.
Los padres continuarán jugando un papel preponderante en transmitir de manera ejemplarizante el amor y la pasión por el libro y su lectura. Y al hablar del poder de convencimiento de los padres, vale recordar un detalle por lo demás relevante, reseñado por científicos, donde afirman que desde la semana 26, el aún no nacido, tiene la capacidad de aprender muy rápido.
Ese manifiesto de amor de los padres al hablarle y acariciar con expresiva ternura y amor el vientre materno que alberga la vida, susurrándole canciones de cuna y narrarle cuentos infantiles serán postales que él recibirá del mundo exterior. Ahí, comienza quizá a dar los primeros pasos desde el interior al encuentro con el hábito de la lectura.