El presidente Nicolás Maduro compareció en televisión, biblia en mano, para insultar a los manifestantes que clamaron el lunes #29julio en 200 lugares distintos de Venezuela contra uno de los mayores fraudes de la historia de América Latina, según denuncian. “Terroristas de extrema derecha, drogadictos y delincuentes», dijo, pese a que habían bajado desde los barrios populares de la capital y de otras zonas humildes en el país para reclamar lo que consideran su triunfo, con el candidato Edmundo González Urrutia a la cabeza.La misma gente que su revolución asegura defender.
El «presidente pueblo», uno de los títulos que le ha adjudicado la propaganda bolivariana, dejó en claro con sus palabras que ya estaba en marcha el contraataque chavista, incluso ordenó que se abriera una ventana en la Ven app (aplicación gubernamental) para que los chavistas puedan delatar a quienes protestan. También ordenó patrullaje militar y policial en todas las ciudades de Venezuela y «el pueblo movilizado en la calle. Un supuesto pueblo chavista que apenas congregó a unas decenas en el llamado a la manifestación del lunes #29julio para detener a la patria, así lo reseña La Nación.
La respuesta a las protestas fue salvaje: 13 civiles -entre ellos dos menores de edad- y un sargento murieron en la represión chavista y en los enfrentamientos. Además, 749 personas fueron detenidas, algunas de ellas con parecida brutalidad a la empleada en otros ciclos de protesta.
Mientras, en las calles de Caracas, reinaba el silencio estremecedor al caer la tarde, 24 horas después de la jornada que hizo historia, cuando «bajaron los cerros», el mito venezolano que tanto asustaba a Hugo Chávez. Guardias nacionales y paramilitares habían impuesto el pánico en las horas previas, un déjà-vu para los venezolanos. Se trataba de una especie de toque de queda no oficial, pero que Maduro insinuó al ordenar la militarización con un nuevo Plan República.
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