¡Deplorable y condenable! Solo así puede calificarse lo ocurrido el domingo 14 de este mes en la Ciudad Universitaria de Caracas, cuando un grupo denominado “Jóvenes por Venezuela” acompañados por María Corina Machado, Edmundo González Urrutia y otros líderes de la Plataforma Unitaria Democrática, desacataron la decisión de la máxima autoridad ucevista, el rector Víctor Rago, de no aprobar la solicitud que le hicieran para realizar un acto proselitista de carácter electoral en la plaza cubierta del rectorado.
El rector actuó luego de consultar al Consejo de Preservación y Desarrollo, encargado de la protección del patrimonio artístico ucevista, y siguiendo una decisión tomada hace muchos años, que prohíbe la realización de este tipo de eventos en la Plaza Cubierta, por el peligro que significan para las numerosas obras de arte allí presentes. El rector asumió su responsabilidad, a sabiendas del linchamiento que se venía.
Enfatizo que la negativa fue a que el acto se realizara en la plaza cubierta y que nunca se estableció una prohibición de la realización del acto en otros espacios de la UCV; es más, se les hizo saber que podían incluso realizarlo en la plaza del rectorado.
Pero, en forma si se quiere inaudita, los organizadores rechazaron cualquier otra posibilidad y “a la brava”, aunque el término no les guste a algunos que tratan de minimizar lo sucedido, el acto se realizó en la plaza cubierta.
Ya desde el inicio, el comportamiento de los organizadores había sido sedicioso, pues efectuaron la invitación pública al evento, antes de haber recibido el necesario permiso. Además, recibieron al rector de manera totalmente grosera con el grito repetido de que no era ucevista sino chavista, cuando los de comportamiento díscolo, claramente no ucevista, eran precisamente ellos.
La Ciudad Universitaria de Caracas no es un sitio público en el sentido usual de la palabra, es un sitio semipúblico, por lo que existen normas adicionales, que se deben cumplir, a las que existen en los lugares realmente públicos.
Estas normas son competencia del gobierno universitario, y el responsable de su cumplimiento por ley es el rector. Esto es algo que los dirigentes de la FCU saben muy bien y siempre han sido celosos en mantener y criticar su inobservancia, sea esta por parte de los cuerpos de seguridad o por funcionarios del alto Gobierno.
De tal manera, que no se puede alegar sorpresa por la decisión rectoral, ni desconocimiento de la normativa. Adicionalmente, la Ciudad Universitaria fue declarada patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO, por lo que hay normas adicionales que se deben cumplir.
La acción puede perfectamente ser calificada de delictiva, pues se trata del desacato público y notorio de una decisión de una autoridad competente. Se la puede considerar como cobarde, pues se hace contra una institución, la UCV, que se sabe no dispone de mecanismos para enfrentar a los infractores de sus normas.
Esta supuesta valentía de los organizadores del acto, contrasta con su inacción ante el atropello que significa la decisión gubernamental de no permitirle a la PUD manifestar en cualquier lugar de Caracas, y mantenerlos restringidos a un corredor vial entre Chacaíto y el Marqués.
En este caso, ni a Jóvenes por Venezuela, ni a la FCU, ni a María Corina se les ocurre transgredir una decisión que sí es claramente ilegal e inconstitucional. La valentía sobra en la Ciudad Universitaria, pero es escasa en el resto de la capital.
Es necesario recordar, que Edmundo González Urrutia ha estado en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en tres ocasiones como candidato a la Presidencia de la República, y cumplió las actividades que se habían programado sin interferencia ninguna.
Líderes políticos que lo apoyan han estado también en varias escuelas ucevistas, sin que nadie les interfiera la libertad de reunirse, expresarse y movilizarse.
Estos hechos son una clara demostración del pluralismo y del respeto que reina en la Universidad Central de Venezuela, el cual se espera como mínimo que sea correspondido en igual forma.
Si la plaza del rectorado les parecía muy grande y temían que los convocados no la llenaran, han podido escoger otros sitios de la institución para realizar el evento programado y no empeñarse en realizarlo donde estaba prohibido.
El intento frustrado de algunos asistentes de escribir sobre el “Pastor de Nubes” demostró que este tipo de concentraciones sí significan un peligro real para las obras de arte.
Así como el Gobierno pierde cada vez que agrede las movilizaciones de María Corina Machado, en esta ocasión quien perdió fue Edmundo González Urrutia, porque dejó en el ambiente la incertidumbre de que si esto hacen cuando aún no son gobierno, qué serían capaces de hacer si lo fueran.
Una disculpa pública al rector y a la Universidad Central de Venezuela no les vendría nada mal, para reparar un poco la mala imagen dejada en personas que aún los estaban considerando como una opción ante Maduro.