“Dios mío, el alma que tu me has dado es pura. Tú la creaste, tú la formaste, tú la insuflaste dentro de mí, tú la cuidas dentro de mí, tú me la quitarás y me la devolverás en el futuro. Mientras el alma esté dentro de mí, yo te agradezco, oh Señor, mi Dios y Dios de mis padres, Señor de toda la creación, dueño de todas las almas, bendito seas, oh Dios, que restituyes las almas a los cuerpos muertos”.
Con esta oración iniciamos nuestras bendiciones matutinas. Al despertarnos, en esas horas entre las 3:00 y las 9:00 de la mañana damos gracias al Creador por el alma que nos ha dado y que regresa a nuestro cuerpo para enfrentar las vicisitudes del día que comienza.
Y esa pureza que nuestro cuerpo encuentra con su alma, con esperanza esperamos se mantenga durante la jornada por comenzar. Esa ha de ser nuestra principal tarea, el tratar de mantener y hacer nuestro trabajo espiritual en un modo positivo.
Todas las almas antes de venir a este mundo vienen asidas de un pequeño aspecto que tiene un gran potencial, y es su conexión con la luz del Creador. Así entran en nuestros cuerpos, incluso luego de un sueño y de otro.
Nuestra alma es renovada en cada conexión. Dichosos los que logramos despertar luego de nuestros reparadores sueños. Son las oportunidades que tenemos en cada renovación. Dormimos para viajar a los mundos superiores en busca de esa chispa que pudimos haber perdido por nuestros deslices o que es necesario repotenciar para seguir permaneciendo en estado perfecto y que pueda lograr su expansión para terminar de llegar a ser lo que nos hemos propuesto.
Para lograr expandir el alma, es decir, para lograr crecer cada vez más, debemos realizar un trabajo espiritual que ha de comenzar con el estudio y la internalización de todo aquello en lo que está inserta la luz del Creador: la sabiduría de los textos sagrados: Talmud, Midrash, Torah, Biblia, Tanaj, Zohar, entre otras, que son herramientas con la cual lograremos la revelación y por consiguiente la expansión.
Hacerlo, es ir descubriendo el secreto del nombre de Dios, secreto que nos quiere revelar el Creador desde el mismo instante en que desarrollamos nuestro poder intuitivo o el nivel de conciencia en el que estamos.
De veras que cada día necesitamos ser un poco más de lo que somos. Es un propósito donde las emociones, el entendimiento, traerán como resultado mucha felicidad. Y acá la conciencia juega un papel preponderante, ella crea el camino para la expansión del alma, para la expansión de luz, que es el gran propósito de la creación de este mundo. Por eso estamos acá, vamos y venimos, dormimos y despertamos, morimos y nacemos o renacemos. Amén.