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jueves, enero 2, 2025
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Trago amargo: Reflexiones de plata

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  • – Venezuela necesita un cambio, urgente, esencial. Sin embargo, suponer que todo un sistema sociocultural pueda reinventarse a partir de un evento electoral, -que es en resumen el verdadero cambio que necesitamos-, es al menos ingenuo, demasiado básico para ser razonable. La manera de enfrentar las cosas, nuestra metodología para resolver los problemas, nuestras formas para establecer y satisfacer prioridades, son nuestra realidad en cada ámbito. No habría un funcionario corrupto si hubiera sanciones reales y ejemplares para impedirlo, pero desde la individualidad, tampoco los habría si no hubiera personas que, para facilitar trámites, por ejemplo, no acudiesen a ese “amigo” que resuelve y cobra barato. Todo nuestro aparataje de Estado está hecho a la medida de esta realidad particular y social, por eso el burocratismo es la evolución simple del facilismo, su clímax. Es que, si se piensa que la solución a una gotera es poner un tobo donde cae el agua, vote cuantas veces quiera, que nada cambiará.
  • – Entiendo que, por reglamento, ya no pueden publicarse encuestas, pero debo acotar lo que he sostenido en tantas oportunidades: un estudio de opinión no es hacer un gráfico en Power Point con lo que uno quiera creer, o suponer que eso va a producir un cambio en la realidad. La estadística es y será la mejor manera de cuantificar y estudiar los fenómenos de masa, pero el impacto de la manipulación de la información es otro asunto, con vertientes mucho más complejas que fotos, círculos o líneas. Las firmas que analizan la conducta a partir de patrones colectivos, lo hacen con metodologías muy avanzadas, precisamente porque el mundo de las redes sociales puede derribar de formal natural o artificial, cualquier mito o fake news, o peor aún, crear unos en lugar de otros. El llamado es a la calma y cordura ya que tanto estrés colectivo es siempre contraproducente.
  • – Pude observar el video de una señora que desmentía a uno de estos “influencers” de Yaracuy que anda por allí buscando gente necesitada para hacerse de seguidores y likes, porque hasta eso ahora se aplaude y se ha hecho moda. Aunque parte de mi trabajo es el análisis en profundidad de la meta data que se produce en las redes sociales, en lo personal uso mis cuentas para expresarme, dar opiniones o difundir lo que me parece interesante, pero a manera de hobby, lo cual me da la libertad espiritual de no inventarme o perseguir mundos de fama en base a likes o views. Hay payasos, alarmistas, brujos, creativos, y de todo un poco en las RRSS, pero los personajes más ruines son definitivamente lo que explotan la miseria de otros con un disfraz de la solidaridad, teniendo como primera línea de cómplices a quienes les aplauden y les justifican. A veces un salvaje del teclado me pregunta: “¿Y tú qué haces?”, todo un cliché de nuestros tiempos, pero no necesito demostrar lo que hago por convicción. La pregunta correcta sería: Quien ayuda a alguien y hace un espectáculo de ello en las RRSS, ¿lo hace por la persona o solo por su ego enfermizo?
  • – En estos veinticinco años de “Trago Amargo”, he visto un patrón reiterado, desgastado, pero finalmente efectivo que es idealizar cada contienda electoral como definitiva, crucial. No obstante, lo insistente del slogan tiene en esta oportunidad mucho de cierto, más allá del resultado electoral. Tan notable es la petición de cambio en la población que, hasta Maduro, con un prominente récord de incumplimientos, habla de cambiar, de dialogar, de conciliar como oferta electoral. Lo que viene no es un principio ni un final, es un “así no se puede más”, por encima de un color proselitista y una dirigencia política fracasada, sea por gestión, sea por omisión, sea por complicidad, sea por incompetencia. Este esquema se agotó y nos toca reinventarnos desde la honestidad más profunda de nuestros errores como sociedad.
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