Sin pretensión de entrar en el complejo mundo de la explicación del estado inflacionario devaluador del valor del bolívar; solo deseo plantear reflexiva y ligeramente el entablado y difícil entendimiento de la conversión bolívar/dólar.
En primer lugar, el valor del dólar no sube. Lo que realmente pasa es la devaluación del bolívar. Es decir, cada vez nos urge más bolívares para comprar o convertirlo en dólar. Aun cuando en la praxis pudiera interpretarse viceversamente.
En un libre mercado con una devaluación tan meteórica de la moneda oficial -tal como está sucediéndose en nuestro país- la inestabilidad económicamente se hace evidente por causa de la crisis hiperinflacionaria y estanflacionaria.
Estas situaciones descritas traen como consecuencias, que al tener un dinero en bolívares en manos, hay que salir a comprar lo que haya que comprar. ¡Pues, para mañana es peor, ya que el rendimiento será menor por la capacidad adquisitiva salarial en decrecimiento!
Ante este grave problema económico, que por ahora no se le ve luz al semáforo en rojo, pero sí en verde, se deben tomar medidas de precaución y propósitivas. A saber: A) Para solucionar los problemas del hogar y/o personal, debemos ubicarlos con fecha del bono de guerra, por cuanto es la presunción que a todos nos llegue y tengamos el dinero en manos para ver qué podemos resolver y B) Calcular el estimado que dicho problema a solucionar no vaya más allá del valor porcentual de un sesenta a un ochenta (60 % a 80 %) por ciento del total del bono de guerra a cobrar.
A excepción de que sea un problema muy grave y no nos quede otra opción que el sacrificio mayor de gastarlo todo, aunque por lo general es así. Ojalá esta reflexión sirva de algo útil. A nadie se le puede imputar como culpabilidad de odio la triste, amarga y cruenta situación económica y social que estamos sufriendo; que solo nuestra fe en Dios, nos llena de esperanzas ante tanta incertidumbre política.
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