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jueves, octubre 30, 2025
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William López…Isnotú

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Año 1960, cursaba quinto grado de Educación Primaria en Betijoque, estado Trujillo, una población católica, y el párroco Ángel Quarti, buen hombre, fui su monaguillo, atendía como párroco a Betijoque y cuando las circunstancias lo exigían, atendía Isnotú, un pueblo vecino y famoso por ser el lugar de nacimiento del virtuoso San José Gregorio Hernández.

Este era un destacado médico, profesor universitario, investigador y de una gran calidad humana. Se le otorgaban virtudes de santidad y de orden caritativo. Así lo concibe y acepta el pueblo. En la Iglesia Católica comenzaban los pasos para lograr su santidad. En esa época, conocí Isnotú. En varias oportunidades, como monaguillo, acompañé al padre Quarti en misas que celebraba en ese pueblo.

Isnotú, es una pequeña y humilde aldea de agricultores, de angostas calles de tierra, casas con paredes de bahareque, algunas con techos de zinc, otras de paja. El lindero que separaba una casa de la otra, era estantillos de madera y alambre de púas o recortes rústicos de madera vieja. Su templo, era de color amarillo intenso, ubicado en el centro del poblado. Al frente, una plaza de forma cuadrada en cuyo centro exhibía un busto del Dr. José Gregorio Hernández.

Los fines de semana, el templo recibía peregrinos provenientes de distintas partes de Venezuela y el exterior. Venían a presentar ofrendas y agradecer favores recibidos a José Gregorio. Ya lo llamaban: ¡Siervo de Dios y Médico de los pobres!

Tenía Isnotú un sacerdote diligente, simpático, enamorado de la causa de santificación de José Gregorio Hernández. Era un promotor nato del turismo. En la zona logró con grandes esfuerzos y diligencia la construcción de un moderno templo, un complejo turístico y un sitio de adoración en cuyo centro encontramos una imponente imagen del virtuoso médico alrededor de la cual podemos apreciar las diferentes reliquias dejadas por los agradecidos fieles que recibieron favores y la curación de sus males.

Isnotú, un lugar tranquilo en la geografía venezolana, muchísimas personas llegaban en peregrinación a ratificar la fe en su iglesia, a bautizar sus hijos; a veces en viajes particulares, otras acompañadas por sacerdotes, monseñores y hasta obispos provenientes de las múltiples diócesis venezolanas.

Cada año, era mayor el número de fieles que voluntariamente acudían con fe profunda a Isnotú a conocer el lugar de nacimiento del pretendido santo, a solicitar y agradecer favores. Es lugar de paz y oración.

La Santa Sede romana aceptó las solicitudes de santidad presentadas debidamente para beneficiar a José Gregorio Hernández, y fue proclamado santo de nuestra Iglesia Católica por el Papa, lo que motivó un movimiento de la población con destino a Isnotú. Es una marea humana. La iglesia venezolana moviliza y estimula a sus fieles para que visiten Isnotú y honren al nuevo santo.

Ya Isnotú no es la aldea rural que iluminó mi tierna infancia. Lleva el camino a convertirse en una gran ciudad. Todo se prevé y organiza con gran devoción y fe cristiana. Solo para un evento, veo que desde mi época de monaguillo hasta la presente fecha, no estábamos preparados para la prohibición al señor cardenal Baltazar Porras para que visite Isnotú y oficie una misa en su templo.

Leer también: Palabras para el padre Miguel en nuestro templo de Guama

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