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viernes, octubre 17, 2025
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Aseguran devotos yaracuyanos: “El doctor José Gregorio Hernández es nuestro santo desde hace rato”

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La canonización de los venezolanos Dr. José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles ha elevado la fe de muchos devotos yaracuyanos.  El acto, que será efectuado este domingo 19 en el Vaticano, ha permitido que se acreciente la esperanza, alegría y en especial el fervor.

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En Yaracuy, sobra la devoción hacia el llamado “médico de los pobres”, tanto así, que hay muchos creyentes que desde hace tiempo lo consideran un santo, lo respetan, veneran y lo honran con el alma y el corazón.

Los abuelos han enseñado a pedirle con fe al Dr de los pobres

 Incluso, hay quienes dicen que sus familiares han sido curados por el más universal de los trujillanos. Existen cientos de historias de seguidores del beato, quienes aseguran que su luz y sanación han entrado a sus hogares y ha logrado cosas que científicamente nadie ha podido explicar.

En diferentes hogares y comunidades del estado celebran vivir la llegada a los altares católicos a nivel global de estos dos primeros santos venezolanos.

  María de Jesús Escalona del municipio Independencia, José Aponte de San Felipe y Ángel Orellana, párroco de la iglesia de Marín, nos contaron cómo viven este hecho histórico y la razón por la cual José Gregorio Hernández ocupa un lugar importante en sus vidas.

Ángel Orellana: Es un modelo de humanidad

A Ángel Orellana, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Coromoto en Marín, municipio San Felipe, la devoción por José Gregorio le acompaña desde su niñez, la que fue alimentada por su abuelita.

Orellana: La devoción por José Gregorio me acompaña desde mi niñez

Luego, esa admiración fue creciendo, y durante su formación católica pudo conocer y ver cómo este hombre “supo compaginar muy bien la ciencia con la fe, sobre todo en la Venezuela del siglo 19 y principio del 20”, a quien  describe como un modelo de lo que es la profesión y la humanidad.  

Para Orellana, la madre Carmen también debe admirarse y conocer su legado. “Ella tuvo  la custodia de muchos seminarios en Venezuela, y de ella guardamos este amor y compromiso por la fe y por el servicio hacia la vida eclesial”, señaló.

“Abuela, a mí  me operaron”

María de Jesús Escalona, habitante del sector Piedra Grande en el municipio Independencia, siempre ha creído en el Dr. José Gregorio Hernández; sin embargo, su devoción se hizo más fuerte desde que sanó a su nieto José Francisco García López.

Ella cuenta que hace siete años a su nieto le diagnosticaron un tumor, un momento duro para toda la familia. Aunque acudieron a especialistas en el área en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, ella nunca dejó de pedirle a su “doctor y gran santo”.

Una bonita historia cuenta el joven José García

“Mi doctor me daba guía en el cuarto, ahí me llegaba él con una luz, y yo le preguntaba ¿Qué señal me estás dando? Él me hablaba muy lento, pero yo le entendía”, dijo Escalona.

Una mañana su nieto le comentó que fue operado por un señor vestido de blanco, algo en lo que ella no dudó ni un segundo.

De inmediato, hicieron todos los trámites para llevar al joven nuevamente al médico en Valencia, y cuando estaban en la consulta, “el doctor preguntó: “¿este es el mismo niño que yo vi hace un mes?”. El especialista no podía creer que el tamaño del tumor se había reducido considerablemente, incluso, llamó a otros médicos para que vieran el cambio”.

Escalona acostumbraba a poner un vaso de agua y una cruz bendita debajo de la cama, la cual revisó y encontró rastros de sangre e hilos  de algodón de la operación.

Hoy el joven tiene 18 años y está totalmente sano, cuenta con emoción, alegría y agradecimiento.

Lleva a JGH en su corazón y en la  piel

José Aponte es comisario de la Policía regional y se define como fiel  creyente de José Gregorio Hernández desde pequeño, su familia le inculcó ese amor por este médico venezolano, quien considera que ha hecho cosas maravillosas en su vida.

Contó que la mayor de sus hijas, Génesis Aponte, cuando estaba pequeña sufría desmayos, por lo que decidieron llevarla a varios médicos y todos coincidieron al decir que la niña, en ese entonces de cuatro años, estaba desarrollando una diabetes. 

Acudieron a varios especialistas y le indicaron que tenían que realizarle una evaluación más profunda. Ese examen debían realizarlo en Barquisimeto, estado Lara, y prácticamente era el que terminaría  o no la patología.

Una familia que celebra la canonización del Dr. José Gregorio Hernández

En este momento, Aponte le pidió al Dr. José Gregorio Hernández que ayudara a su hija, incluso, le prometió que si salía bien en la evaluación, él se haría un tatuaje de su rostro en el brazo, y hoy ese arte tiene más de 30 años en su piel. 

Aponte es uno de los que celebra con beneplácito la canonización, “pero para quienes somos devotos, desde hace tiempo es un santo”, dijo con lágrimas en los ojos reviviendo aquellos duros momentos.

Dijo sentirse orgulloso de llevar junto a él la imagen del santo, no solo en su brazo, sino también en su celular y corazón. Incluso, contó que en uno de sus antiguos carros tenía rotulado en la parte trasera “Vale Goyo”.

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