
Durante este fin de semana el Bono Contra la Guerra Económica fue el tema tendencia en la calle, buseticas y bodegas, primero porque muchos trabajadores denunciaron fallas para ingresar al Sistema Patria y así cobrar el beneficio, y segundo porque lo que recibieron fue muy poco tiempo lo que les duró en sus cuentas bancarias.
«Perdí más tiempo intentando cobrar el bono que gastándolo. Pasé todo el viernes tratando de entrar al Sistema Patria, en la noche fue que pude aceptarlo y al día siguiente se me acabó haciendo un mercado«, así lo contó Lorenzo Suárez, trabajador del sector público en San Felipe.
Este mes el depósito fue de Bs. 16.080, lo que al cambio del Banco Central de Venezuela (BCV) fue $119; este es uno de los subsidios más alto que asigna el Estado a los empleados públicos, que forma parte del denominado ingreso mínimo integral indexado.
Desde el viernes, muchos trabajadores denunciaron vía WhatsApp y redes sociales que la plataforma presentaba fallas, unos señalaron que no podían ingresar, otros que aceptaban el bono, pero el dinero no se veía reflejado en sus cuentas bancarias, esto por dar algunos ejemplos.
La situación comenzó a normalizarse en el transcurso del sábado, momento en el que muchos no desaprovecharon la oportunidad para salir a realizar sus respectivas compras o pagos, escenario que se extendió hasta la mañana de este domingo.
Luego, la queja fue lo costoso de la vida. Algunos trabajadores dijeron que cada mes este bono se hace insuficiente para cubrir lo esencial, como alimentos y servicios.
«El bono de guerra es básicamente mi ingreso mensual, lo que cobro en la quincena es muy poco. Este mes lo gasté comprando la comida que hacía falta en la casa y pagando un bolso que estoy jugando para ver si me puedo comprar una lavadora”, así lo dijo Rubí Rodríguez, vecina del municipio Cocorote, quien aseguró que al inicio este pago le permitía comprar alimentos, pagar el internet y darse un “gusto”, como comprar unos zapatos.
En Yaracuy, la economía local se mueve con este pago mensual, ya que cada vez que lo depositan, la afluencia de compradores aumenta en supermercados, abastos, farmacias e incluso locales de comida rápida. Para algunos comerciantes, esto les da un respiro a sus ventas.