
La bebida originaria de Guayana más famosa mundialmente es el “Amargo de Angostura”, ingrediente indispensable de una gran cantidad de bebidas. Y es que, saben muy bien los cultos lectores de este bienquisto diario regional, que “Angostura” es el diminutivo del nombre histórico “Santo Tomás de la Nueva Guayana de la Angostura del Orinoco”, llamada posterior y simplemente como “Angostura”, con el que se designaba a la ciudad que, desde 1846, es la renombrada Ciudad Bolívar, capital del estado Bolívar.
Por aquellos años, sucedió que en 1819 llegó a Angostura el médico prusiano Johann Gottlieb Benjamín Siegert Richter (1796-1870), graduado en la Universidad de Berlín y cuyos descendientes aún residen en “La Puerta del Sur de Venezuela” (apelativo con el que también se designa a la capital guayanesa), que estuvo al servicio de El Libertador Simón Bolívar durante la Guerra de Independencia, en calidad de cirujano general del ejército patriota.
El caso del relato de hoy, tiene que ver con que en 1824 el referido facultativo (apodado “El padre” por su actitud benevolente y protectora), creó con exclusivos fines científicos un brebaje al que inicialmente llamó “Amargo aromático”, un tanto acibarado, de sabor peculiar y de probada eficacia para aliviar los quebrantos del sistema digestivo, especialmente del estómago; compuesto a base de Genciana (Gentiana), combinada con más de 25 especies botánicas de la pródiga vegetación de aquella región, que incluía frutas, raíces, semillas aromáticas, cortezas y una buena cantidad de ingredientes cuyos nombres y proporciones se mantienen, aún hoy, en secreto. Sin embargo, se sabe que entre ellas contiene: quina (cinchona officinalis) y sarrapia (Diphysa punctata).
Muy pronto, aquella pócima adquirió reputación en Angostura, no solo por sus virtudes medicinales, sino también por el sabor especial que impartía a cocteles, ponches y otras bebidas. Así fue como, en 1830, instaló una destilería bajo la firma comercial “JGB Siegert & Sons” para fabricar y comercializar el consabido líquido, que no tardó mucho en hacerse famoso en el continente americano y en el europeo, obteniendo fama internacional en la “Exposición Universal de Londres” de 1862 y que ganó la medalla de oro en la “Exposición Universal de Viena” de 1873.
Posterior a su fallecimiento, fue su hijo mayor en segundas nupcias, Carlos Dámaso Siegert Gómez, quien se encargó de la firma; y que, en 1875, junto a su hermano Alfredo Cornelio Siegert Gómez, decidió irse a Puerto España (hoy Trinidad y Tobago), debido a la persecución personal y la errática política aduanera del gobierno del Guzmancismo, que redujo exponencialmente el margen de las ganancias que generaba el bebedizo.
Ya en dicha isla, Carlos Dámaso fundó, junto con sus hermanos Alfredo Cornelio y Luis Benjamín Siegert Gómez, la compañía “House of Angostura Ltd.” o simplemente “Angostura Limited” (como también se le conoció) para fabricar y producir el “Amargo de Angostura”, preservando el nombre y la fórmula original de su padre. No obstante, ese tradicional menjunje no fue registrado sino hasta 1886, cuando allá fue creada la legislación para registrar las marcas comerciales.
Antes, en 1870, el Dr. J. G. B. Siegert había otorgado un testamento en el que hizo mención expresa del “Amargo de Angostura” y reconoció como socio a su hijo Carlos Dámaso, pero no le transmitió la propiedad intelectual sobre el mencionado medicamento. Asimismo, en ese codicilo le transmitió a su entonces esposa María Bonifacia Gómez de Siegert, todo el beneficio económico de la bebida, incluyendo los derechos de fabricación.
Posteriormente, en 1875, María B. Gómez de Siegert suscribió con sus 3 hijos varones un contrato de fabricación del amargo, mismo que hubo de ser registrado en Puerto España; a partir del cual inició una sociedad entre los hermanos Carlos Dámaso, Alfredo Cornelio y Luis Benjamín Siegert Gómez, para producir la reputada bebida.
Pero en el transcurso de 1903, falleció Carlos Dámaso; entonces, Alfredo C. y Luis B. asumieron la dirección de la fábrica, manteniendo una estrecha relación con el resto de la familia que había quedado en Ciudad Bolívar. Aun así, 2 años más tarde algunos de los otros descendientes del facultativo Siegert Richter residentes en Ciudad Bolívar, plantearon litigio en los tribunales de Venezuela: la demanda fue presentada por Trinidad Machado Siegert de Cuéllar (nieta) contra su tío Alfredo Cornelio, pretendiendo que él conviniese en que ella tenía derechos de copropiedad sobre la propiedad intelectual y la marca comercial del “Amargo de Angostura”.
Para esa ocasión ya había fallecido Luis Benjamín, por lo que Alfredo Cornelio era quien tenía el control absoluto sobre la elaboración del connotado líquido. A continuación también falleció Alfredo Cornelio, y fue su hijo Alfredo Galo Siegert Siegert, quien se hizo con el negocio y también fue demandado por su prima Ana Isabel Machado Siegert, reclamando sus derechos de copropiedad sobre el “Amargo de Angostura” y los beneficios monetarios dejados de percibir, basada en las estipulaciones del testamento de 1926, otorgado por su madre Ana Isabel Siegert Gómez.
Entretanto, en Venezuela solo sobrevivían los nietos y bisnietos del Dr. Siegert Richter, quienes desafortunadamente nunca recibieron ningún beneficio financiero por la mixtura. En definitiva, los órganos de justicia venezolanos declararon su falta de jurisdicción para conocer del caso, pues ni el demandado estaba domiciliado en este país ni el producto y su marca se encontraban ubicados en Venezuela.
En relación con los títulos que soportaban el tracto sucesivo hereditario, “misteriosamente” habían desaparecido y no fue hasta 2021 cuando fueron apareciendo paulatinamente los documentos que demuestran que -en efecto- la propiedad intelectual les pertenece a todos los hermanos (de primeras y segundas nupcias) Siegert Araujo y Siegert Gómez, y a sus respectivos sucesores; siendo ese el sustento por el cual, todavía, la empresa en Trinidad y Tobago mantiene el nombre de su inventor original.
En 1958, la referida empresa “Angostura Limited”, en un procedimiento empañado, fue expropiada por el gobierno trinitario, vendiendo sus acciones y patrimonio tangible a inversionistas privados. Con esa deleznable acción, que desconoció a los verdaderos y legítimos herederos venezolanos de la marca comercial y la propiedad intelectual, fue que el “Amargo de Angostura” pasó a ser “de origen” trinitario y de propiedad extranjera. Desde entonces, el “Angostura Aromatic Bitters” sigue fabricándose en Trinidad y Tobago, desde donde se comercializa a todo el planeta.
De tal forma que, cuando usted beba, en cualquier lugar del mundo, alguna ambrosía que contenga como ingrediente el elixir “Amargo de Angostura”, rememore que está tomando un producto de origen guayanés y -por tanto, muy venezolano.
Para mayor abundamiento sobre el tema, se pueden leer las obras: “Amargo de Angostura” (2013), del doctor e Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales Eugenio Hernández Bretón; “Amargo de Angostura, un legendario brebaje” (2023), del periodista y escritor Luis Alberto Perozo Padua; “Estampitas Guayanesas” (2016), del doctor en letras Diego Rojas Ajmad y otros; y “Amargo de Angostura, la medicina que se convirtió en cóctel” (2021), del periodista y escritor Sergi Ramos; entre otros.
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