
*Tiempo Intoci: Veo al gobernador muy activo en las zonas que han sido afectadas por las lluvias. Algo positivo es que se acerque a la gente, con sencillez, no como el anterior que andaba con séquito y mitin portátil. El gobernante debe ser cercano al ciudadano para entender mejor sus problemas y, por ende, las soluciones a aplicar. Sin embargo, ha transcurrido un tercio del período de 100 días que se tiene como referente para evaluar la entrada de una nueva gestión y la cosa no pinta bien para el gobernador Intoci, que de seguro tiene buenas intenciones. Un video en una carretera dañada o sobre el techo de una Catedral no son indicativos de planificación o de gestión integral, sino de arreglos puntuales, y un gobernador está para mucho más que eso. Sacó muchos más votos que su antecesor, se muestra más humilde y activo, está viendo en vivo las graves debilidades de la gestión anterior, luego, tiene como lucirse, pero el tiempo corre y, además de la pésima gestión informativa, como que no entiende que debe hacer un rumbo propio y no seguir ninguna huella, sobre todo de león. Bien lo dijo el estimado Dr. Jorge Rodríguez.
*Abstención y gestión: Aun no entiendo la estrategia de la oposición de abstenerse en su mayoría y suponer con ello que se hace política. Si bien las proyecciones de participación son bajas, o la ausencia de buenos candidatos de contrapeso desanime, el acto del voto no debe menoscabarse. Estoy seguro de que muchas personas desean votar, aún por candidatos del PSUV sin ser su filiación política, porque valoran positiva una u otra gestión. Luego el tema no es de colores, sino de crítica sana, esa que tanto requiere nuestra política, a pesar de todas las contradicciones y formas que encontremos en el camino. Los alcaldes son los gobernantes más cercanos a la gente, y, por analogía, los más directos a la hora de las soluciones. Se puede entender que se siembre una matriz negativa respecto al voto, pero, al menos en mi caso, me cuesta mucho entender que la colaboración con mi municipio sea no participar. Yo voy a votar.
*Educación y cambio: He vivido de cerca, muy de cerca, el deterioro de nuestra educación. No se trata solo de escuelas en ruinas, de maestros mal pagados o mal formados, de preceptos absurdos como que reprobar a un alumno es discriminarlo. Más que todas estas difíciles realidades, nuestra educación carece de rumbo y, es obvio que, de sentido. Se plantea en este momento una reforma educativa que no conozco, que no se debate abiertamente, luego, no puedo sostener si es positiva o no sobre la base de la suposición o de la ignorancia. Creo que a los muchachos de hoy se les debe exigir más porque su comprensión lectora es nula, porque su manejo de las matemáticas es vergonzoso, porque, en resumen, su formación es deficiente. Hemos pasado de los libros al scroll en Instagram o Tik Tok, donde se adquiere información buena, mala, falsa, peligrosa o, como sea, porque no hay formación para comprenderla y darle el correcto lugar. La inmediatez no puede superar el conocimiento real. Espero que la reforma vaya en ese sentido.
*El caso del instructor: Me envían información sobre el evento de un entrenador acusado de algo que no pude entender bien, perfilado a todas luces con fragilidad para un caso. El tema es que varias personas a través de la Info Red dieron fe de la integridad de este instructor, conducta intachable y resultados de trabajo impecables. ¿Cómo procesa el Ministerio Público una denuncia o los entes que recibieron la queja en cuestión? Lo desconozco, pero fue absuelto de toda responsabilidad. No obstante, he visto con suma preocupación como el criterio de la presunción de inocencia parece no tener valor: la persona es detenida y sometida al escarnio por las autoridades, aunque después no haya ningún tipo de elemento de convicción que justificara tal acción. Quien haga una denuncia ante un ente del Estado, y quien la procese, basándose en su subjetividad, debe hacerse responsable del daño infligido al inocente. Denuncia no es condena.
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